A las alarmantes cifras que revelan la precocidad en el hábito de fumar se contrapone el descenso del número de varones adultos fumadores, que en España ha bajado en 800.000 personas durante los últimos años, aunque la incorporación al tabaquismo de las mujeres -casi el 30 por ciento de ellas fuman- y de los jóvenes empaña este descenso.

De hecho, España (que cuenta con un 35,7 por ciento de población fumadora, según Neumomadrid) se sitúa en la conocida como «Fase II», donde el porcentaje de hombres fumadores se estanca mientras que sube el de mujeres.

Una fase similar a la de otros países mediterráneos, y distinta de otros como Estados Unidos, los países anglosajones o el norte de Europa, que viven ya la Fase III, caracterizada por el descenso de hombres fumadores y la estabilización de las mujeres, aunque sigue aumentando la mortalidad.

Para el presidente de Neumomadrid y director de la Unidad de Tabaquismo del Hospital de la Princesa, Carlos Jiménez Ruiz, es fundamental centrar los esfuerzos preventivos en el segmento de población de menor edad, antes de que la adicción se produzca con la llegada de la adolescencia.

Jiménez Ruiz destaca como medidas positivas el desarrollo de «programas de prevención e intervención en las escuelas», además de incorporar información «veraz y científica» sobre el tabaco y sus consecuencias en los contenidos curriculares del alumno relacionados con la educación para la salud.

Con el fin de frenar lo que califica de «epidemia de nuestros días en los países desarrollados», por la que mueren cada año 45.000 españoles (más que a causa del sida, los accidentes o el resto de drogadicciones), el neumólogo considera «fundamental» que se haga cumplir la ley restrictiva de tabaco en lugares públicos y centros educativos y sanitarios.