Mi hermano mayor es alcohólico y lo llevo viviendo ya muchos años.. Él tiene 25 y yo 18. Desesperada le he escrito esto que me gustaría compartir y que ojalá llegue al alma de muchos que tienen su mismo problema, a muchos les recordará a otra poesía que ya existe, pero me he fijado en ella porque quería hacer efecto en él...:
Él siempre la quiso.
Desde aquel momento que la vio,
aquel soleado día que su hermanita nació, tan morena como era,
ya nada cambió.
Ellos crecieron, ella a hablar empezó,
y desde pequeña, su "tete" lo nombró.
¡Qué pequeña que era y qué grande se hizo!
Pero siendo su tete siempre siguió.
Sus padres los cuidaron,
como lo mejor que existió,
pero su tete un error cometió.
Durante mas de 8 años, muchas noches alcohol tomó,
y la familia entera era preocupación.
Ella no entendió que su tete se embriagara,
pero él pudo ver cómo siempre le ayudaba...
Él no supo valorar lo que su familia luchaba,
y pensando que su vida no valía nada,
no desistió en su error...
Un hermoso día, soleado como cuando ella nació,
ella estaba lejos emprendiendo su labor,
cuando una llamada le alertó;
su tete estaba en casa lleno de alcohol...
Ella muy preocupada, arrancó el motor,
y saliendo disparada, en busca de su tete marchó.
Su hermanita aquel día 19 añitos cumplió,
y él imaginaba que la niña que cuidó,
acudiría en su busca tal y como siempre funcionó.
Por fín llegó y el podría acostarse a descansar,
su borrachera y sus pocas ganas de trabajar.
Mientras entre el tráfico la encontró,
esa cara de preocupación a su hermanita se le quitó ¡cuando ella lo miró!
Él la siguió con la mirada, y una pequeña distracción de la niña a la que siempre cuidó,
hizo que un coche la arrollara sin compasión...
Fueron los nervios y la preocupación,
y él vio como su pequeña hermanita voló...
Casi en sus brazos, ella cayó,
sólo dijo una frase: "Cuídate, tete de mi corazón..."
y ya no existió...
Estaba destrozado, y sus ojitos con sus manos cerró,
parecía que dormía como en la cuna la primera vez que la vio,
él se levantó, y sin poder comprender lo que allí pasó,
comenzó a andar sin rumbo y culpable se sintió.
Echó a correr, y cuando más no pudo,
supo que fue él lo que más ella amó,
pues al oír sus últimas palabras,
él de todo se arrepintió, ya que fue sólo para él,
el último grito de su corazón...