Iba yo en el autobús y subió una madre joven con un bebito en brazos, de unas semanas de vida. Se sentó junto a la puerta y estuvo todo el trayecto recibiendo gratuitamente con una sonrisa todo tipo de consejos y mensajes contradictorios sobre si debía arropar o no al niño, si taparle la cabecita o no, si estaba sentada en mal sitio, demasiado cerca o demasiado lejos de la puerta,... No dudo que todos eran bienintencionados pero desde donde yo estaba sentada oía las críticas de quienes le habían aconsejado esto o aquello y a quienes ella no había hecho caso. Había de todo, unas eran señoras mayores, otros eran gente joven,... todos con su comidilla. La madre joven dio una lección de seguridad y de aplomo. No se alteraba, todo lo recibía con una sonrisa y una frase de agradecimiento, mientras se centraba en sostener a su bebé y llevarle como le parecía más adecuado ajena a las críticas que sin duda oía igual que las podía oír yo. Como os digo, toda una lección.
Con esto decir que cada uno somos únicos e irrepetibles, y nos han hecho así nuestras circunstancias. Y los consejos o las opiniones entiendo que las aportamos desde el más noble de los sentimientos que es intentar ayudar. Lo que nos vale, lo incorporamos; lo que no aporta, pues se resbala, que ya somos mayorcitos todos. Y si alguien no tiene en cuenta mis aportaciones, libre es de decidir... pero no es bueno invalidar las opiniones de otros, ya que son tan válidas como las propias porque están basadas en sus propias vivencias.
Valoro y reconozco el papel que María ha tenido conmigo, incluso en la forma en que me ha expresado sus opiniones. Lo único que realmente tenemos las personas es tiempo y dedicarlo a leerme y a escribir para darme su visión, es un regalo maravilloso. El mismo regalo que otros muchos me han hecho, el mismo que yo os ofrezco. Gracias por dármelo y gracias por aceptarlo, sea cual sea la decisión final de aceptar o dejar resbalar las opiniones.
Todos somos iguales, pero unos más que otros que decía Orwell. Nos ha unido la relación con las drogas, desde uno y otro lado. Simplemente es más fácil hablar y compartir situaciones similares. Como ella dice, no se siente capaz de ayudar a un ex-adicto, de la misma forma que alguien que ha consumido puede tener más complicado aconsejar a un codependiente. Lo entiendo, me pasa igual.
Y de lo del tema secta, discrepo. Por mi parte yo no me he sentido rechazada por el foro a pesar de que no luché junto a quien era mi pareja tras una única recaída después de cuatro años limpio. La confianza se rompió y decidí retirarme a mi parcela de seguridad libre de drogas desde donde he estado meses preguntándome si realmente le negué mi apoyo o simplemente me cuidé a mí misma para no poner en peligro la estabilidad de mi entorno más cercano con conductas obsesivas. Y durante todo este tiempo me he sentido apoyada por personas que están a un lado y otro del consumo... aunque también me he llevado algún coscorrón que otro (que por cierto, también agradezco).
Sin ánimo de hacer de gurú, en absoluto, me planteo que nadie está libre de conductas adictivas, con sustancia o sin sustancia de por medio. No entiendo nada de cómo tratar las adicciones, ni soy terapeuta ni sé más de lo que he podido ir leyendo en libros y demás, supongo que la clave está en el refuerzo positivo y en fomentar la autoestima y la capacidad de enfrentarse a la vida sin dependencias.
Pues eso, que acabo mi rollo patatero para deciros que este foro me ha ayudado a reforzarme, me ha consolado, me ha acompañado, me ha aumentado la autoestima con tantos y tantos comentarios positivos, me ha ayudado a superar la frustración, a reflexionar, a entender (sin comprender muchas veces) y a permitirme aportar mi granito de arena a algunas de las muchas personas que están por aquí.
Somos únicos, valorémoslo.
![Very Happy :D](./images/smilies/icon_biggrin.gif)
![Very Happy :D](./images/smilies/icon_biggrin.gif)