Si yo viviera en una casa frente a la tuya y observara tu valiente y desesperada lucha contra esa relación tuya con el alcohol y, te hablara de vez en cuando, cuando no pudieras evitar tropezarte conmigo, no me atrevería a decirte lo que quiero decirte ahora.
No me lo permitirias porque tendrias miedo de mi. Pensarias que yo formo parte de la conspiración universal en contra tuya y te ofenderias conmigo por mis sospechas sobre la naturaleza de ese sufrimiento que intentas esconder.
Si nos miráramos cara a cara, yo no podría encontrar la manera de hacerte saber cuanto me agradas. (sigue el mesaje)
Carta a una mujer que bebe lo normal pero...
No podría decirte que no encuentro en tí nada que despreciar o ridiculizar o que sermonear, porque tú no me dajarías hablarte de tu fatal relación con el alcohol. Ambas fingiríamos que no existe.
Por lo tanto, tengo que escribirte. Te estoy escribiendo una carta que pondré en un lugar seguro donde tú encontrarás y podrás esconder de tu familia para leerla más tarde.
Tú y yo empezamos por tener algo en común: los dos sabemos que, en el fondo, te mueres de preocupación por tu forma de beber. No importa tu edad. Puede que seas una estudiante, una madre joven, una profesional admirada, la esposa del hombre más importante de la comunidad, una abuela de aspecto serio. Puede que seas una extrovertida y el alma de la fiesta, o una persona tímida, con complejo de inferioridad, que tiene que sacar su valor de la botella antes de intentar hacer las cosas que para los demás no representan ninguna dificultad.
Puede que lleves bebiendo meses o años. Te horrorizaría que alguien te llamara alcohólica y lo negarias, pero en tu fuero interno te preguntas si no lo serás.
Te lo aclararé inmediatamente al decir que si no puedes controlar tu forma de beber, si bebes más de lo que te gustaría admitir, es probable que seas una enferma alcohólica.
Amiga, hoy solo quiero añadir que: no estas sola.
Un besico y hasta que quieras.
Por lo tanto, tengo que escribirte. Te estoy escribiendo una carta que pondré en un lugar seguro donde tú encontrarás y podrás esconder de tu familia para leerla más tarde.
Tú y yo empezamos por tener algo en común: los dos sabemos que, en el fondo, te mueres de preocupación por tu forma de beber. No importa tu edad. Puede que seas una estudiante, una madre joven, una profesional admirada, la esposa del hombre más importante de la comunidad, una abuela de aspecto serio. Puede que seas una extrovertida y el alma de la fiesta, o una persona tímida, con complejo de inferioridad, que tiene que sacar su valor de la botella antes de intentar hacer las cosas que para los demás no representan ninguna dificultad.
Puede que lleves bebiendo meses o años. Te horrorizaría que alguien te llamara alcohólica y lo negarias, pero en tu fuero interno te preguntas si no lo serás.
Te lo aclararé inmediatamente al decir que si no puedes controlar tu forma de beber, si bebes más de lo que te gustaría admitir, es probable que seas una enferma alcohólica.
Amiga, hoy solo quiero añadir que: no estas sola.
Un besico y hasta que quieras.