El programa Suspertu, impulsado por la Fundación Proyecto Hombre de Navarra, ha cumplido una década previniendo situaciones de riesgo en adolescentes. Durante este tiempo han pasado un total de 773 jóvenes de edades entre 14 y 21 años y 945 familias, normalmente para realizar un itinerario de trabajo de un año.

«Quienes vienen en un primer momento son los padres, que se presentan muy preocupados porque han detectado un consumo de droga en sus hijos», explica Alfonso Arteaga Olleta, director de este programa. Pero «simplemente es un indicio más de que existe una situación de riesgo en la familia o en el entorno del joven», expone, «aquí no vienen chavales drogadictos, lo que tratamos de prevenir son conductas de riesgo, para ello se mejora los factores de protección».

Eso sí, los responsables de Suspertuhan apreciado en el último año «un endurecimiento» del perfil del adolescente que consume drogas.

En el último año, este equipo ha detectado en los casos «un incremento de los indicadores de riesgo, especialmente en un mayor número de incidencias legales, y en un mayor fracaso escolar reglado», según exponía la memoria 2006.

Así, el 24% de los jóvenes atendidos en 2006 no estudiaba ni trabajaba, el 10% trabajaba, y el 66,6% estudiaba, si bien la mitad había abandonado la educación reglada, y estudiaba en academias o en cursos especiales, como el Programa de Inserción Profesional (PIP).

Sin embargo, el consumo no suele ser el mayor problema, sino el indicativo de que existe un conflicto en el hogar. «Hay familias que no han sabido establecer límites, o que ven que se les van de las manos o que los establecen, pero no logran que se cumplan», expone la pedagoga Belén Pomés Noáin. La principal forma de trabajo, por tanto, es la «mediación familiar, mejorando el estilo asertivo de resolución de problemas, promoviendo estilos de vida saludables y un estilo educativo coherente y firme».

En tres de cada diez jóvenes existía algún tipo de problema legal previo relacionado con el consumo o trapicheo de drogas. En concreto, 6 jóvenes acudieron al programa para evitar una sanción o multa; otros 5, por cumplir una medida judicial; 3, con pena pendiente; y dos asistieron a rehabilitación tras ser apercibidos por el juez, pero sin otra consecuencia legal.

Formación de 800 mediadores

Pero además de la atención a jóvenes y a sus familiares, Suspertu cuenta con un programa de formación de mediadores, el cual está dirigido a todos los adultos que de un modo u otro son educadores de adolescentes, y en ese sentido, se trabaja con colectivos muy diversos como centros escolares, apymas, monitores de tiempo libre y educadores especializados. Durante esta década se ha formado a 800 mediadores.