José Luis Rabadán lleva 27 años luchando desde la Asociación Riojana para la Atención a Personas con Problemas de Drogas (ARAD) con la esperanza de erradicar una lacra que, pese a sus esfuerzos, continúa latente en La Rioja. Ayer, con el apoyo de una nutrida representación de todos los ámbitos de la sociedad de esta región, presentó una nueva campaña: «La sociedad frente a la cocaína».

¿Por qué la cocaína? y ¿qué puede hacer la sociedad?

– Probablemente sea en estos momentos la droga que más se consume en la sociedad española. Los datos del Observatorio Europeo nos sitúan en las franjas de 15 a 16 años, 17 y 18 y de 15 a 34 a la cabeza del consumo de cocaína en Europa, pero con mucha diferencia.

España a la cabeza de Europa, ¿y La Rioja?

– La Rioja, más o menos al mismo nivel. Pero el último estudio que se hizo en las aguas residuales del Ebro, que es la prueba del algodón, el método más fiable que hay actualmente, revelaba que en Logroño se había duplicado la presencia de cocaína en un año.

¿Qué puede hacer la sociedad?

– Yo creo que la sociedad puede hacer mucho, cada uno desde el lugar que ocupa, pero todos a una.

¿Hay más policonsumo?

– Ahora el perfil normal del consumidor es el que se encuadra en drogas «recreativas». En esa forma de consumo suele haber un uso simultáneo de varias drogas que son el alcohol, el hachís, la cocaína y las anfetaminas. Ese es el patrón. Cada persona que tiene problemas tiene una droga de referencia y las demás son secundarias, pero en la mayor parte de los casos se da esa asociación y también en la mayor parte de los casos hay una asociación clarísima entre la cocaína y el alcohol.

Una persona que consume cocaína ¿va a tener secuelas el resto de su vida?

– La diferencia de la cocaína con respecto a otras drogas es que tiene un periodo de silencio clínico largo. Desde que una persona empieza a consumir hasta que es adicta, pueden pasar entre cinco o seis años. Durante todo ese tiempo hay mucha gente que tienen algún problema: puede tener un descalabro económico, una alucinación, un ultimátum de su pareja. Y entonces abandonan su consumo, pero una vez que se ha establecido esa conducta de adicción es la droga más adictiva que se conoce y deja muchas secuelas psiquiátricas, neurológicas, pulmonares.

Antes se asociaba la cocaína a altos ejecutivos.

– Sí, antes tenía buena imagen, pero eso es lo que ha pasado con todas las drogas. Al principio tienen un uso muy restrictivo y luego se pasa a un uso generalizado.

Pero fumar también es una adicción. ¿Qué se puede hacer con el tabaco?

– Creo que la única vía para controlar el consumo es la vía precios, para conciliar el interés económico del Estado que, aunque diga que no, lo tiene con el interés sanitario de que fume menos gente, y la única forma de conjugar los dos intereses es subiendo el precio; deja de fumar gente y se obtiene la misma recaudación.

¿Y la heroína?

– En los últimos años nosotros no habíamos recibido ningún caso nuevo de personas que consumieran heroína y en los dos últimos hemos empezado a recibir. Aproximadamente el 10 por ciento de los casos nuevos son heroína, ha habido un repunte. En el análisis de aguas residuales también se puede apreciar este problema.