Todo hace pensar que es mejor empezar pronto los tratamientos antirretrovirales en los niños y no esperar a que su sistema defensivo esté ya tan deteriorado que los medicamentos no sean capaces de reconstruirlo por completo. Sin embargo, no hay todavía datos concluyentes en ese sentido, aunque la toxicidad de los fármacos hace dudar sobre esperar o no.

Las recomendaciones actuales sobre el inicio del tratamiento en niños son diferentes en EE UU y en Europa. Los primeros aconsejan iniciar la terapia antes de que la imunodepresión sea muy severa, es decir, cuando los pacientes todavía conservan un porcentaje razonable de sus células de defensa. Los europeos prefieren que se espere un poco más. Las razones principales que se tienen para esperar son los numerosos efectos secundarios que tienen los antirretrovirales.

Un reciente estudio realizado en EE UU y Puerto Rico intenta responder a algunas de las cuestiones que se plantean sobre el tratamiento antirretroviral en niños y adolescentes. Hasta ahora el número de investigaciones hechas en estos individuos ha sido muy limitado.

Entre las primeras conclusiones los autores afirman que el tratamiento con inhibidores de la proteasa es útil en niños ya que permite aumentar el porcentaje de células de defensa, y mantenerlo elevado durante un periodo de al menos tres años. Gracias a estas terapias se ha conseguido reducir de forma significativa desde finales de los 90 el número de muertes por VIH y las infecciones y tumores asociados a esta enfermedad.

También se ha comprobado que los niños que comienzan con un porcentaje de células CD4 más elevado no sólo responden mejor (aumentan más las cifras de defensas) sino que también mantienen más tiempo la respuesta. Eso induce a pensar que es mejor iniciar pronto el tratamiento. No dar la medicación a los pequeños evita los efectos secundarios de la misma, pero si se espera demasiado es probable que no se pueda conseguir la reconstrucción del sistema inmunitario de forma adecuada.

Los datos del estudio, publicado recientemente en «The Lancet», ponen de manifiesto que el comportamiento de la infección en los niños no es idéntico al de los adultos, ya que en los más pequeños son los primeros años de la infección los de más riesgo de muerte, complicaciones y retraso en el crecimiento.

Se deben hacer más estudios para intentar averiguar cuál es el mejor momento de iniciar el tratamiento, el instante en el que la medicación produzca los mayores beneficios sin que se corran demasiados riesgos. Por el momento, y de acuerdo con estos datos, algunas de las recomendaciones sobre el inicio de tratamiento, especialmente las europeas, deberían ser actualizadas.