No ofrece el rostro de otras adicciones, pero es más común de lo que podamos imaginar, llevando a muchas familias a enfrentarse con el denominador común del enganche: pérdida económica, engaño y progresiva degeneración del adicto.

Hablamos de la ludopatía, la adicción al juego, que este martes toma el papel protagonista con la celebración del Día Mundial sin Juegos de Azar, un hábito que se convierte en patología para demasiados, y que en Huelva tiene en tratamiento a cerca de 400 personas, concretamente alrededor de 360 onubenses.

Estos ciudadanos de Huelva con problemas de ludopatía han recurrido a la ayuda de alguna de las dos asociaciones que actúan en la capital onubense. La Asociación Onubense de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Aonujer) y la Asociación para la Prevención y Rehabilitación de Jugadores de Azar (Apreja).

En Aonujer son unas 240 las personas en tratamiento, mientras que Apreja atiende a unos 120 onubenses. Tanto Jorge Barroso, presidente de Apreja, como Antonio Gutiérrez, su homólogo en Apreja, coinciden en que los juegos de respuesta inmediata, las clásicas tragaperras, son los que hacen más estragos y llevan a más personas a pedir ayuda. También coinciden ambos en hacer un llamamiento para poner el acento en el preocupante incremento de la adicción de los juegos online.

Sobre este aspecto, Antonio Gutiérrez detalla la aparición de un perfil tiempo atrás impensable: «Nos están llegando niños que se meten en su habitación con el ordenador, sin límite de hora ni control, ni nada, y tiran de las tarjetas de los padres para jugar online, hacer apuestas…». Así, Gutiérrez tiene claro que la administración, con su permisividad, y la facilidad para entrar en cierto tipo de páginas con filtros de edades fácilmente derribables colaboran en el auge de este tipo de precoces ludópatas: «Estamos fabricando ludópatas permitiendo estos juegos», asegura. En esta línea, también alerta del «escaso tiempo que transcurre entre el inicio del juego por diversión y la aparición de la adicción». Ante estos hechos objetivos, Apreja «quiere poner de manifiesto ante la Administración la necesidad de contar con una regulación clara y concisa sobre las invitaciones a practicar el juego online y su publicidad».

Por su parte desde Fajer (federación a la que está adscrita Aonujer) se ha solicitado al Gobierno español que «obligue a los operadores de telecomunicaciones a inhabilitar automáticamente las llamadas a líneas de pago de todos los jugadores que se hayan autoprohibido el juego inscribiéndose en el registro de interdicción de acceso al juego».

El perfil del ludópata

En cuanto al perfil del adicto al juego que llega a pedir ayuda a alguna de las dos asociaciones, sus presidentes ofrecen datos diferentes. Por un lado, Jorge Barroso (Aonujer) describe que el perfil de los que atienden responde a un hombre de 39 años, regularmente empleado y mayoritariamente del sector servicios. Pero esta edad es sensiblemente reducida por Gutiérrez (Apreja), que señala que el perfil del ludópata onubense es un hombre de 26-27 años, con trabajo, «aunque útimamente cada vez son más los parados que buscan la solución en el juego».

Jorge Barroso señala también el aumento de las compras compulsivas. También indica que si el año pasado a estas alturas en su asociación entraron unos 60 nuevos casos, este año ya son unos 70 los adictos al juego que han pedido ayuda en Aonujer.

Este martes, para conmemorar el Día Mundial sin Juegos de Azar, Aonujer instalará dos mesas informativas, una en La Palmera y otra en la puerta del Mercado del Carmen. Por la tarde, a las 18.30 horas, jornada de puertas abiertas en la sede, calle Cristóbal Colón 91, donde se expondrán murales de los eventos que han llevado a cabo desde 1991 y se hará balance de una jornada en la que se pone el acento en ese momento en el que el juego deja de ser un juego, en el que juego le gana a la persona.