Los jóvenes vinculan la conducción a la libertad, a la autonomía y al placer. Pero también la relacionan con la excitación y el riesgo, según advierte un estudio de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD) y la Fundación Mapfre, que concluye que cerca del 64% de los ciudadanos de entre 16 y 30 años admite que, durante los últimos seis meses, se ha subido a un coche en manos de alguien que había bebido «sustancialmente» alcohol. Además, un 32% reconoce que se ha montado en un vehículo con un automovilista que había consumido cannabis o marihuana; un 10% con uno que había ingerido cocaína o speed; y un 5% con uno que había tomado éxtasis, anfetaminas o alucinógenos.

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