Nota: artículo original publicado en http://www.infosalus.com

Las regiones más frías y menos soleadas del mundo tienen tasas más altas de cirrosis alcohólica, una enfermedad causada por el consumo excesivo de alcohol que da lugar a la cicatrización irreversible del hígado, según datos de una investigación que se presentan en el ‘International Liver Congress 2017’, que se celebra en Amsterdam, Holanda, organizado por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés).

Un equipo internacional de científicos que analizó datos de más de 190 países encontró que cada aumento en la temperatura de un grado Celsius se vinculó con una disminución de la fracción atribuible al alcohol (AAF, por sus siglas en inglés) de la cirrosis del 0,3 por ciento.

La AAF se usa para expresar hasta qué punto el alcohol contribuye a un resultado de salud, como intoxicación por alcohol, intoxicación sin alcohol, lesiones por accidentes de tráfico, caídas, ahogamientos, violencia y otras lesiones no intencionales o intencionales.

La ingesta elevada de alcohol provoca sensación de calor y menos horas de luz solar se han relacionado con depresión, que, a su vez, puede conducir al abuso de alcohol. Como resultado, los investigadores plantearon la hipótesis de que los países más fríos tendrían mayores tasas de consumo de alcohol y, por lo tanto, una mayor carga de cirrosis alcohólica.

La cirrosis hepática atribuible al alcohol representa alrededor de la mitad de todas las causas de cirrosis hepática y es responsable de unas 493.000 muertes anuales en todo el mundo, o el 0,9 por ciento de las muertes en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa es la región con mayor alcoholismo del mundo en cuanto a la prevalencia del consumo de alcohol. El alcohol es también una causa importante de enfermedad hepática, incluida la cirrosis hepática, que supone el 1,8 por ciento de todas las muertes en Europa o alrededor de 170.000 muertes al año.

La latitud, importante en el consumo de alcohol

«Nuestra investigación revela que el clima de un país y la ubicación geográfica tienen una influencia sorprendente en la carga de la cirrosis hepática –afirma el autor principal del estudio, Neil D. Shah, junto con el doctor Ramon Bataller, de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, Estados Unidos–. A medida que aumentan las temperaturas medias y las horas anuales de disminución de la luz solar y se sube de la latitud, las tasas de cirrosis atribuible al alcohol ascienden, lo que sugiere que beber alcohol excesivamente para combatir el frío y la oscuridad podrían aumentar el riesgo de sufrir cirrosis alcohólica».

El equipo de investigación, formado por académicos de Canadá, México, España y Estados Unidos, realizó un análisis exhaustivo de los datos de 193 países extraídos de las bases de datos de la OMS y de la Organización Meteorológica Mundial. Esto supuso recopilar información sobre el consumo excesivo de alcohol, las borracheras, la temperatura media, el clima, la latitud y las horas de sol anuales, para determinar su influencia en la cirrosis hepática atribuible al alcohol.

En el análisis univariado -en cada variable independiente–, hubo una asociación inversa entre la temperatura media promedio, las horas de sol anuales promedio y una asociación positiva con la latitud absoluta con AAF. En el análisis multivariado, la temperatura media y las horas de sol permanecieron asociadas independientemente con la carga de cirrosis hepática atribuible al alcohol o AAF después de ajustar el porcentaje de bebedores compulsivos entre los bebedores activos y el consumo de alcohol.

«Aunque la asociación no implica causalidad, estos datos provocativos proporcionan un fuerte argumento a favor de la hipótesis de que la cantidad de ingesta de alcohol y, como resultado, el riesgo de cirrosis relacionada con el alcohol, depende de la latitud. Queda por comprobar cómo otros factores, como los antecedentes étnicos, culturales y religiosos, pueden atenuar esta relación. Este importante estudio sin duda se sumará al debate actual sobre qué medidas de política pública apropiadas se deben adoptar en función del clima para prevenir la cirrosis», dice el profesor Francesco Negro, de las divisiones de Gastroenterología y Hepatología de Patología Clínica del Hospital Universitario de Ginebra, en Suiza, y miembro del Consejo de Administración de la EASL.