Si usted está embarazada (o lo está su pareja) y la madre aún no ha abandonado el hábito de fumar considere que hoy es el mejor día para apagar el cigarrillo. Al menos, hasta que nazca la criatura. A los efectos ya conocidos de la nicotina y otras sustancias tóxicas del tabaco sobre el feto -desde problemas cardíacos a asma, sobrepeso o muerte súbita del lactantese une otra no menos inquietante a futuro: está comprando papeletas para que su vástago muestre conductas antisociales digna de recibir la visita de Hermano Mayor durante la adolescencia y la edad adulta.

Es la conclusión de un estudio dirigido por la profesora Angela Paradis, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Brown (Rhode Island, EE UU) y publicado este mismo verano en el Journal of Epidemiology & Community Health. «Aislamos otras variables que suelen incidir en conductas disruptivas, como un historial de enfermedades mentales de la madre o su bajo nivel de escolarización. Simplemente nos fijamos en el hecho de si fumaron o no mientras gestaban. El resultado es una correlación que, en cualquier caso, debe entenderse como de pequeña a moderada«, señala Paradis.

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