La guerra contra drogas es la forma más clara de controlar a toda la sociedad, a las clases más marginadas, y vulnerables, sobre todo a los colectivos en riesgo de marginación con el uso organizado de la fuerza policial y social, la justicia y los medios de comunicación. Radica en la criminalización de los pobres, la juventud, las mujeres, los inmigrantes, es decir en los colectivos marginados o en riesgo de marginación los más propensos a caer en situaciones violentas y quebrantamientos de la ley.

Es evidente que la guerra contra las drogas ha sido y es un verdadero fracaso y que lo único que ha conseguido es criminalizar el consumo y la posesión, y por otra parte es la responsable de la creación del narcotráfico y de su posterior gran desarrollo. Lo más grave no son los efectos de las drogas sino los efectos secundarios de la prohibición que han ocasionado en las últimas décadas infinidad de muertes, asesinatos, secuestros, sobornos y corrupción, y el enorme costo que representa su represión a nivel mundial,

Otro agravante es el que EEUU con su particular visión de esta política consigue con el apoyo militar a los países, que producen y trafican con la droga, un control militar y político de los mismos con el pretexto de la ayuda para acabar con el narcotráfico. Si su verdadera intención fuera la salvaguarda de la salud pública y el fin del narcotráfico ya habrían puesto remedio al enorme tráfico de armas que abastece en un 80% a los carteles mejicanos, que cada día tienen acceso a armas mas sofisticadas y que en los últimos años con el incremento exponencial de la violencia han provocado ya más de 50.000 muertos solamente en Méjico. Situación de crueldad y salvajismo que se está extendiendo por toda la America Latina. Es también incomprensible la operación «Rápido y Furioso» realizada por la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de EU (ATF), supuestamente para investigar el tráfico de armas. La ATF permitió el paso por la frontera de Méjico, durante 15 meses, de cerca de 2,000 armas para poderlas rastrear y darle seguimiento, esperando identificar a los responsables que trafican armamento y que luego incomprensiblemente fueron a parar a manos de narcotraficantes, y algunas de estas armas se les ha vinculado con 200 hechos delictivos en México y el asesinato de dos agentes fronterizos estadounidenses.,

También con el mismo engaño han usado y usan la droga para financiar guerrillas en luchas internas con gobiernos de Sudamérica, guerrillas que a su vez se financian con la droga. En esta financiación se han visto implicadas con operaciones de narcotráfico las agencias americanas DEA, CIA y FBI la mas conocida el caso Irangate. «La guerra contra las drogas» les ha permitido tener bases militares con tropas en toda la América Central y en Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia para poder controlar estos países y usarla para favorecer o ir contra las guerrillas según les conviniera políticamente.

A esta anómala y grave situación deben de añadirse los daños que se están ocasionando en el ecosistema con las fumigaciones con glifosfato en las plantaciones de coca, además del gran deterioro que están causando los productos utilizados para la producción de cocaína que están contaminando a la tierra, a los ríos, a los animales, a las plantas y a los humanos con consecuencias de destrucción, enfermedad e incluso la muerte para los mismos.

Hace ya cien años del inicio de la política prohibitiva, Convención de la Haya en 1912, y sus nefastos resultados están a la vista de todos. Parece realmente inaudito que cien años no hayan servido para hallar una solución sino muy al contrario para agravarla.

Con el engaño de la defensa de la salud pública y el fin del narcotráfico EEUU ha conseguido el control de muchos países y de las gentes que consideran colectivos peligrosos, colectivos en riesgo de marginación que con la prohibición cada día están más alejados de una vida socialmente aceptable cayendo, en muchos casos, en la venta de menudeo de las drogas, en la violencia y el crimen.

No en balde dicen que las drogas son el dinero negro de los gobiernos y EEUU lo tiene demasiado claro.

Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario social