Fernando Caudevilla (1,2), Claudio Vidal (2), Nuria Calzada (2)

  1. Médico de Familia. Grupo de Intervención en Drogas de la sociedad española de medicina familiar y comunitaria (semFYC)
  2. Psicólogo/a. Energy Control, Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD)

El rigor informativo, la objetividad o la prudencia son poco frecuentes en las noticias sobre las drogas que se difunden a través de los medios de comunicación. La exageración, la divulgación de noticias no contrastadas o la generalización de sucesos excepcionales centran bien la atención del espectador hasta la siguiente pausa publicitaria, pero también contribuyen a la creación de alarma social, además de transmitir prejuicios e imágenes sesgadas sobre la realidad.

Las “drogas caníbales” son el perfecto ejemplo de este tipo de situaciones. La leyenda se creó en Mayo de 2012 tras una agresión a mordiscos entre dos mendigos que se asoció a la ingesta de MDPV (metilendioxipirovalerona), suposición que posteriormente resultó ser falsa (1). Sin embargo las noticias sobre “ataques caníbales” asociados a MDPV se han multiplicado durante 2013 y 2014, siempre basadas en suposiciones, rumores e ilustradas con videos de Youtube en los que se muestra a pacientes agitados, cualquiera que sea la causa. No existe un solo caso reportado en la literatura científica mundial que asocie a la MDPV con “ataques caníbales” ni ningún dato para presuponer este extremo, más allá del hecho de que todos los estimulantes pueden inducir agresividad a dosis elevadas o en personas predispuestas. La “flakka” (alfa-PVP) ha sido el trending topic en drogas durante este verano sin ninguna justificación epidemiológica o de otro tipo. Esta nueva droga (patentada nada menos que en 1967) no sólo induce canibalismo y ataques zombis sino que además “otorga la fuerza de Hulk” (2,3). En realidad la alfa-PVP se lleva detectando esporádicamente como adulterante del MDMA al menos desde hace dos años (4) sin que se hayan comunicado episodios parecidos a The Walking Dead o Los Vengadores. En el verano de 2011 fue el turno del estramonio, enésima “nueva droga de moda”, tras una intoxicación accidental de dos jóvenes en una fiesta rave. Podríamos seguir la lista de leyendas urbanas con el “eyeballing” (ingesta de alcohol a través de la mucosa conjuntival), el “tampodka” (intoxicaciones etílicas utilizando tampones vaginales), etc.

La previsión para la temporada 2015-2016 es que la última “nueva moda en drogas” a nivel mediático sea el “chemsex”. El término define el uso intencional de sustancias psicoactivas en contextos de tipo sexual, sobre todo en población homosexual masculina. El uso de sustancias como el gamma-hidroxibutirato (GHB), gamma-butirolactona (GBL), mefedrona (4-metilmetcatinona, 4-FMC) o la metanfetamina con esta finalidad entre varones homosexuales constituye un fenómeno emergente sobre el que se viene hablando en circuitos profesionales al menos desde 2012, pero que ha saltado a los medios de comunicación tras la publicación de un editorial en el British Medical Journal (5) y el estreno de un documental (6) el pasado mes de Noviembre.

El editorial del BMJ es prudente en la presentación de los hechos y riguroso en su análisis a partir de los pocos datos objetivos disponibles. Destaca que se trata de un fenómeno minoritario dentro de la comunidad gay, discute las posibles implicaciones para la Salud Pública e invita a establecer alianzas entre los distintos dispositivos y recursos implicados. Pero la interpretación en prensa escrita del artículo científico ha consistido en noticias con titulares como “Maratón de sexo y droga en Chueca” (7) “Una moda en auge con graves riesgos para la salud” (8) o “72 horas de sexo y drogas” (9) por poner sólo unos ejemplos. La descripción del fenómeno es muy similar en casi todos los casos: a partir de unas cuantas opiniones o testimonios personales, se construyen relatos sobre orgías multitudinarias organizadas a través de Internet o aplicaciones de teléfono móvil en las que se practica sexo desenfrenado en grupo y se consumen drogas que intensifican el placer sexual de forma intensiva durante varios días. La experiencia es tan extremadamente satisfactoria que la mayoría de quienes la prueban quedan enganchados sin remedio. Lo que el BMJ considera como una hipótesis (asociación con prácticas de riesgo y sexo sin protección que puedan incidir en la epidemiología de infecciones de transmisión sexual) se presenta en los medios como una consecuencia inevitable y consustancial a este tipo de encuentros (9). El editorial de la revista científica señala la ausencia de estudios o encuestas específicas que permitan estimar la magnitud del fenómeno, pero en la prensa el diagnóstico ya está hecho y términos como “fenómeno creciente”, “moda en auge” o “nueva tendencia” aparecen de forma casi constante.

Es importante destacar que no pretendemos minusvalorar la importancia del fenómeno del “chemsex¨. Los ejemplos que describíamos al principio de este texto son fantasías o malinterpretaciones de hechos ocasionales. El asunto que nos ocupa es real y, posiblemente importante desde una perspectiva de Salud Pública. Los pocos estudios científicos publicados se circunscriben a determinados circuitos en zonas concretas de Londres, pero este patrón de consumo también se está detectando desde hace al menos un par de años en grandes ciudades en España. Probablemente existe una minoría de usuarios que se encuentra expuesta a un riesgo muy elevado, derivado del potencial de dependencia de algunas sustancias (metanfetamina), su escaso margen de seguridad (GHB, GBL), vías de administración (que incluyen el uso de vía intravenosa o slamming) así como por prácticas de riesgo derivadas del sexo no protegido. La doble estigmatización derivada de conductas sexuales no normativas y uso de drogas ilegales puede ser un problema para muchos usuarios a la hora de buscar tratamiento. Estimar la prevalencia del fenómeno, estudiar sus características y conocer las creencias, motivaciones y percepciones de estos usuarios es necesario de cara a poder desarrollar estrategias preventivas adecuadas.

De hecho ni siquiera podemos afirmar con seguridad que el “chemsex” sea un fenómeno exclusivo de población gay. El uso recreativo de drogas o determinados comportamientos sexuales están más normalizados entre ciertas subculturas de este colectivo y podría ser que, simplemente, su visibilidad fuera mayor. Por otra parte el uso de drogas psicoactivas asociado a la actividad sexual es tan antiguo como la propia humanidad, y es seguro que existen patrones de conducta muy distintos (tanto en el número, frecuencia, cantidad y pauta de consumo de las sustancias como en el tipo y las características de las prácticas sexuales) que implican riesgos más o menos importantes.

El editorial del BMJ dedica casi un tercio de su texto a exponer la necesidad de destinar recursos para la investigación y la prevención, y destaca aspectos como los problemas de financiación o la adecuada formación de los profesionales sanitarios. Pero no encontrarán nada de esto en los medios de comunicación. La asociación entre minorías sociales, drogas estigmatizadas, nuevas tecnologías y sexo extremo constituye un filón para que el espectador lea una noticia o esté entretenido hasta la siguiente pausa publicitaria. El autodenominado periodismo de investigación debería de consistir en algo más que relatar experiencias reales pero extremas. También debería intentar establecer su auténtica dimensión, indagar en las posibles causas del fenómeno, o al menos preguntar a los responsables técnicos y políticos si tienen pensado hacer algo al respecto o cómo se gestionan los recursos destinados a la prevención y la reducción de riesgos. Pero en su lugar se incide en los aspectos más extremos y llamativos, lo que contribuye a perpetuar estigmas y prejuicios sobre determinadas minorías, en este caso de tipo sexual. Por otra parte la forma en que se resaltan los elementos positivos ( “actividad de moda”, “sexo durante días”, “drogas afrodisiacas”, “placer incontrolable”) puede ser un elemento de atracción o facilitador del consumo.

Algunos de los más prestigiosos profesionales de la sociología y la antropología han destacado la influencia de los medios de comunicación en la difusión y popularización de algunas drogas en España a lo largo de las últimas décadas. Aunque en menor escala, lo que estamos viendo y leyendo sobre el “chemsex” presenta elementos comunes con la cobertura informativa que se hizo sobre la heroína a principios de los 80 (10) o sobre el MDMA (11) a finales de la misma década. No se trata de censurar o decir a los medios como deben de hacer su trabajo. Pero sí conviene aprender de los errores del pasado y valorar las cosas en su justa medida. Los datos disponibles sobre el “chemsex” indican que es un fenómeno que no debe ser ignorado, aunque tampoco magnificado ni enfocado desde perspectivas sensacionalistas. Se trata de un reto para los profesionales sanitarios, autoridades políticas, sociedad civil y también para los medios de comunicación.


  1. Comunicado de prensa: la droga caníbal ¿realidad o ciencia ficción? URL disponible en: http://energycontrol.org/noticias/539-comunicado-de-prensa-la-droga-canibal-irealidad-o-ciencia-ficcion.html (Acceso 18/12/2015)
  2. Llega a España la ‘droga de Hulk’, una sustancia que provoca sensación de superfuerza, alucinaciones y agresividad. URL disponible en: http://www.lasexta.com/noticias/sociedad/llega-espana-droga-hulk-sustancia-que-provoca-sensacion-superfuerza-alucinaciones-agresividad_2015072200209.html (Acceso 22/07/2015)
  3. Flakka, la ‘droga de Hulk’, ya está en España. URL disponible en: http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201507/22/droga-hulk-20150721113023.html (Acceso 22/07/2015)
  4. Éxtasis (MDMA) adulterado con alfa-PVP un potente estimulante. URL disponible en: http://energycontrol.org/analisis-de-sustancias/resultados/alertas/513-extasis-mdma-adulterado-con-alfa-pvp-un-potente-estimulante.html (Acceso 23/10/2013)
  5. McCall H, Adams N, Mason D, Willis J. What is chemsex and why does it matter? BMJ. 2015 Nov 3;351: 5790. doi: 10.1136/bmj.h5790.
  6. Watch the Trailer for Our New Film, ‘Chemsex’ . URL disponible en: http://www.vice.com/en_uk/video/watch-the-trailer-for-our-new-film-chemsex-422 (Acceso 18/12/2015)
  7. Maratón de sexo y droga en Chueca . URL disponible en http://www.elmundo.es/madrid/2015/11/03/56393728ca4741b8788b462e.html (Acceso 18/12/2015)
  8. Una moda en auge con graves riesgos para la salud URL disponible en http://www.abc.es/sociedad/abci-drogas-y-sexo-o-chemsex-moda-auge-graves-riesgos-para-salud-201511152119_noticia.html (Acceso 18/12/2015)
  9. El ‘chemsex’ (72 horas de sexo y drogas) y otras prácticas de riesgo favorecen la transmisión del VIH. URL disponible en: http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/salud/2015/11/25/el-chemsex-horas-sexo-drogas-otras-practicas-riesgo-que-aumentan-los-contagios-vih-651840-1381024.html (Acceso 01/12/2015)
  10. Uso JC. “¿Nos matan con heroína?” Ed. Libros Crudos 2015
  11. Gamella F et al. (2015). El triunfo mediático del «éxtasis». Drogas de síntesis en la prensa española, 1987-2000. En J. García del Castillo y C. López (Eds.), Manual de estudios sobre cocaína y drogas de síntesis (pp.59-116), Madrid: Edaf. URL disponible en: https://www.researchgate.net/publication/272575948_El_triunfo_mediatico_del_extasis_Drogas_de_sintesis_en_la_prensa_espanola_1987-2000