Nuevas sustancias psicoactivas asociadas a prácticas sexuales de riesgo: GHB es un documento del Plan Nacional sobre Drogas de España, que proporciona una visión integral sobre el gamma-hidroxibutirato (GHB), una sustancia psicoactiva que se ha asociado con prácticas sexuales de riesgo y otros comportamientos peligrosos. Este documento ofrece una visión detallada sobre los efectos, riesgos y mitos asociados con esta sustancia.

El GHB, también conocido como «éxtasis líquido», es un potente depresor del sistema nervioso central que inicialmente produce sensaciones de bienestar y euforia. A pesar de su apodo, sus efectos son muy distintos a los del éxtasis (MDMA), que es un estimulante. El GHB es hidrosoluble y se absorbe rápidamente, cruzando la barrera hematoencefálica y la placentaria. Originalmente desarrollado en los años sesenta como anestésico, fue retirado del mercado farmacéutico debido a su escasa eficacia analgésica.

Los efectos del GHB varían significativamente según la dosis. A dosis bajas, puede causar euforia y desinhibición, que es lo que se busca en entornos recreativos y sexuales. Sin embargo, su margen de seguridad es extremadamente estrecho; en pequeñas variaciones en la dosis pueden llevar a efectos adversos graves como somnolencia, náuseas, vómitos, dificultades para moverse y, en casos más severos, convulsiones, coma o incluso la muerte.

Según el informe, esta sustancia actúa como un depresor del sistema nervioso central, reduciendo la frecuencia respiratoria y afectando otras funciones fisiológicas cruciales. Los riesgos aumentan significativamente cuando se combina con otras sustancias también depresoras como el alcohol.

En cuanto a los usos y riesgos asociados, se destaca que el consumo de GHB es relativamente bajo en la población general, pero su uso se ha reportado en contextos específicos como el chemsex, donde se busca potenciar la libido y la sociabilidad, y también se usa en entornos heterosexuales. Según el el último Informe Mundial sobre Drogas, se reseña el uso de GHB y metanfetamina entre parejas y compañeros heterosexuales. Además, el patrón de uso más frecuente en los consumidores de GHB es el policonsumo con otras sustancias, como tabaco, alcohol, cannabis, alucinógenos y cocaína.

Por otro lado, desde el Plan Nacional sobre Drogas, manifiestan que la percepción de que es una droga segura es un mito peligroso, ya que es una sustancia altamente adictiva y su consumo repetido puede llevar a síntomas de abstinencia y dependencia.

Prevención, educación y desinformación

El documento subraya la importancia de la educación y la prevención para combatir la desinformación sobre el GHB. Se hace un llamado a no subestimar sus riesgos y a evitar su mezcla con otras sustancias. Las campañas de sensibilización deben enfocarse en desmontar mitos y proporcionar información precisa sobre los peligros, así como ofrecer apoyo a aquellas personas que lo necesiten:

  • El GHB no es lo mismo que la Gamma Butirolactona (GBL). La GBL es el precursor químico del GHB. En la actualidad, la mayoría de “G” que se encuentra en el mercado es GBL, de efectos similares, pero mayor intensidad farmacológica.
  • El GHB no es éxtasis. El GHB no tiene nada que ver con la droga conocida como éxtasis o 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA):
    • El éxtasis utilizado como droga ilegal desde hace años es un derivado de la anfetamina, la 3,4-metilendioximetanfetamina o MDMA. Se trata de una sustancia que actúa como un potente estimulante del cerebro.
    • El GHB es un análogo del principal neurotransmisor inhibitorio que produce nuestro cerebro, el GABA o ácido gamma-aminobutírico. Eso implica que el GHB actúa como un depresor del funcionamiento del cerebro, disminuyendo o bloqueando la mayoría de sus funciones fisiológicas.
  • Las informaciones que sugieren la utilización de GHB asociado a la violencia sexual se han disparado recientemente. El término de violencia sexual engloba toda agresión sexual en la que la persona perpetradora se aprovecha de estados de vulnerabilidad experimentados por la víctima y potenciados por los efectos de sustancias psicoactivas. En estos delitos, las drogas utilizadas suelen ser el alcohol y diferentes benzodiazepinas. Algunos estudios internacionales indican que el GHB se detecta en menos del 5% de los delitos sexuales en los que se han utilizado drogas. Esos datos llevan a pensar que estamos más ante un fenómeno mediático que ante una realidad constatable.

En conclusión, el informe afirma que el GHB es una sustancia peligrosa con un alto potencial para causar daño significativo. La combinación de su efecto depresor y su uso en contextos de riesgo exige una respuesta coordinada y efectiva para proteger la salud pública y prevenir las consecuencias negativas asociadas a su consumo.

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