Pues eso, tengo un amigo que es alcohólico y no sé cómo ayudarlo. El otro día le dije, delante de gente y cuando él estaba ya borracho, que bebe demasiado, que no es normal que empiece a beber (entre otros días, este día) a las 11 de la mañana y que no pidiese más cervezas, a lo cual, claro, me hizo caso omiso.
Después, en el autobús, le dije que yo creo que él es alcóholico, pero sin utilizar dicha palabra. Fue un poco así: "existe una línea y tú ya la has traspasado". Y esa misma noche, fuimos a un botellón, en el que yo me serví una copa y me fui pronto, y de él sé que por la mañana estuvo durmiéndo en el autobús hasta la cochera y luego se quedó dormido en el metro 3 horas, perdió el tren y llegó a su casa a la 1 de la tarde.
Le pregunté (por la noche): ¿y mañana que vas a hacer? Me respondió: estar de resaca. Le pregunté: entonces, ¿porqué sigues bebiendo? Me respondió: Qué más da, si la resaca la voy a tener igual. Repite hasta la saciedad: Controlo, controlo, no voy a hacer locuras. E insiste en que le gusta el estado mental que le da el alcohol, aunque obviamente la resaca no. Necesita tener ocupado el tiempo con cosas que hacer, aunque no le entusiasme.
Le dije que tiene que mejorar su autoestima, y que él no se merece eso. Le llegué a decir que me sentía impotente de no saber qué más decirle para que se diese cuenta de que bebía demasiado, de que no le iba a traer nada bueno, y de que la vida puede ser feliz y muy larga.
Agradeceré cualquier sugerencia. Muchas gracias.
Queiro ayudar a un amigo
Lamento que tu amigo tenga ese problema,pero como tú mismo has visto,él no lo reconoce y dice que lo controla,que es lo mismo que todos los alcohólicos creemos al principio.Está bien que hayas intentado hacérselo ver,pero hasta que él no lo vea por sí mismo no estará en condiciones de ponerle remedio
,y lamentablemente en estos casos el propio interesado suele ser el último en darse cuenta de que tiene un problema.Esperemos que lo vea pronto.Suerte.
,y lamentablemente en estos casos el propio interesado suele ser el último en darse cuenta de que tiene un problema.Esperemos que lo vea pronto.Suerte.
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mari_angel
- Mensajes: 41
- Registrado: 11 Mar 2009 13:12
El perro y el hueso:
Un hombre que se tomaba el café en el porche de su casa observaba como todos los días un perro pasaba por delante de él. El perro le recordaba a una mascota de su niñez. La primera vez que el hombre vio al perro estaba espléndido, con un pelaje sano y brillante; era espabilado y caminaba con soltura. El simple hecho de ver al perro cada mañana le proporcionó un placer. Pero poco a poco, se daba cuenta de que la condición del perro se deterioraba. Parecía que tenía cada vez menos y menos energía; su pelo había empezado a caerse. Cuando vio que salían llagas en su cuerpo el hombre decidió investigar. Siguió al perro y le encontró masticando un hueso que estaba cubierto de pinchos puntiagudos. Fascinado, el hombre se dio cuenta de que los pinchos estaban lesionando las encías y labios del perro haciendo que sangraran. Asustado, el hombre intentó quitarle el hueso al perro pero el perro gruñió de manera amenazante para defender su hueso. El hombre se quedó desconcertado al observar que a pesar del daño que obviamente sufría al masticar el hueso, continuaba masticándolo con ganas y placer. Su desconcierto cambió poco a poco al darse cuenta de que el pobre perro iluso estaba saboreando y disfrutando el sabor de la sangre que creía erróneamente que salía del hueso.
El perro creía que el hueso le daba algún auténtico beneficio o placer, hasta el punto de luchar para defenderlo. Es lo mismo con cualquier adicción. Hasta que no lo veamos por lo que verdaderamente es, no podremos ser nunca libres. La libertad es el resultado natural de una percepción correcta.
Un hombre que se tomaba el café en el porche de su casa observaba como todos los días un perro pasaba por delante de él. El perro le recordaba a una mascota de su niñez. La primera vez que el hombre vio al perro estaba espléndido, con un pelaje sano y brillante; era espabilado y caminaba con soltura. El simple hecho de ver al perro cada mañana le proporcionó un placer. Pero poco a poco, se daba cuenta de que la condición del perro se deterioraba. Parecía que tenía cada vez menos y menos energía; su pelo había empezado a caerse. Cuando vio que salían llagas en su cuerpo el hombre decidió investigar. Siguió al perro y le encontró masticando un hueso que estaba cubierto de pinchos puntiagudos. Fascinado, el hombre se dio cuenta de que los pinchos estaban lesionando las encías y labios del perro haciendo que sangraran. Asustado, el hombre intentó quitarle el hueso al perro pero el perro gruñió de manera amenazante para defender su hueso. El hombre se quedó desconcertado al observar que a pesar del daño que obviamente sufría al masticar el hueso, continuaba masticándolo con ganas y placer. Su desconcierto cambió poco a poco al darse cuenta de que el pobre perro iluso estaba saboreando y disfrutando el sabor de la sangre que creía erróneamente que salía del hueso.
El perro creía que el hueso le daba algún auténtico beneficio o placer, hasta el punto de luchar para defenderlo. Es lo mismo con cualquier adicción. Hasta que no lo veamos por lo que verdaderamente es, no podremos ser nunca libres. La libertad es el resultado natural de una percepción correcta.