Hombre, de 25 a 35 años y con experiencia en el consumo de estupefacientes. A estos patrones, Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, añade: «Y que se traga todo lo que cae en sus manos». Este es el perfil del candidato perfecto a ingerir alguna de las 35 nuevas sustancias alucinógenas cuya presencia se ha detectado en España. Son datos del Ministerio de Sanidad referidos al último par de años y que muestran un ascenso respecto a los 14 narcóticos de nuevo cuño registrados en 2014; una tendencia común en toda Europa donde en cuestión de una década se han interceptado más de un centenar de drogas inéditas. Su propagación es, sin embargo, todavía minoritaria.

La última generación se reparte por toda la geografía española, desde Murcia -la Guardia Civil se incautó en mayo de 10.000 dosis de GHB y GBL, un ácido que ejerce de falso éxtasis y fulmina velozmente el hígado- hasta Bizkaia, donde dos británicos fueron detenidos el año pasado en Leioa por fabricar compuestos psicoactivos y distribuirlos a través del servicio postal o de mensajerías.

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