Las asociaciones alertan del peligro que para la ludopatía tiene el confinamiento y ganan su lucha por restringir los anuncios de apuestas a la madrugada

El jueves 12 de marzo, la víspera de que el Gobierno de España decretara el estado de alarma, a Alberto, que tiene una empresa de guías culturales en Sevilla, le avisaron para que no fuera a trabajar porque se habían cancelado varias actividades. Un día después se anunció el confinamiento. Este escenario de incertidumbre laboral agravada por un encierro forzoso provoca una situación de estrés comprensible en cualquier persona, pero en el caso de un ludópata rehabilitado, como el de Alberto, las perspectivas son mucho más desgraciadas.

“Mi primera reacción hubiera sido ponerme a jugar para ganar dinero rápido”, reconoce. Sin embargo, sus dos años y medio de terapia y sus seis meses en rehabilitación le hicieron concentrarse en el día a día y no pensar a largo plazo. “Se trata de circunstancias que no puedo controlar”, explica.

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