No se trata de luces y sonidos. Ni tan siquiera del tintineo de la moneda en la máquina o del atractivo de un tapete. La afición desmedida al juego, la ludopatía, es un problema, una adicción que, según el último informe publicado al respecto, engancha a 1.000 alaveses, que son los que sufren directamente la desgracia que supone depender de los juegos de azar y los que arrastran consigo en su desdicha a familiares y allegados. El caso es que la ludopatía es una patología crónica que está considerada a nivel social más como un capricho que como un problema. Y, precisamente, tal sanbenito es el que genera parte de las taras que hacen de esta lacra una situación difícil de erradicar, circunstancia que se deja ver en los datos que ofrece Asajer (Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación). De hecho, sus cifras dejan entrever una conclusión preocupante: en 2007 se registró un descenso de un 8,8% de las consultas recibidas respecto al ejercicio precedente.

En total, fueron 1.236 las llamadas o visitas que se recibieron en la sede de esta organización. Tal circunstancia demuestra, a ojos de los rectores de Asajer, que la afección existe aunque no se repare en ella porque, al fin y al cabo, un ludópata no supone trabas explícitas para la sociedad, sino para sí mismo y para su entorno.

Aparte, el año pasado también sirvió para observar un cambio en el perfil de los enfermos. Así, la edad media de los afectados que acudieron en busca de ayuda a Asajer aumentó y se situó entre los 35 y 45 años (10 años más que antaño). Y, entre estos adictos, los contingentes de varones -sus consultas triplican a las efectuadas por féminas- y de enganchados a las tragaperras destacaron por su cuantía. No obstante, también se advirtió que cada vez son más los ludopatas que sufren con las nuevas tecnologías, como las apuestas por Internet.

En cualquier caso, las estadísticas no dejan de ser números fríos que no demuestran la realidad de cada uno de los enfermos. Ahora bien, de ellas se puede extrapolar que las mujeres ludópatas tiene un problema mayor que los hombres a la hora de solicitar ayuda por temor al estigma que la sociedad tiende a imponer a ellas si es que se conoce que padecen esta adicción.

Primer paso Asumir que se necesita ayuda es el primer paso para intentar remediar esta enfermedad y es donde, en muchas ocasiones, se presentan más dificultades. Asimismo, la perseverancia en el tratamiento también es importante para poder superar la adicción, tal y como recuerdan en Asajer. De hecho, la mayoría de los contactos recibidos el año pasado en la citada organización, 1.078, se correspondió con personas que ya habían acudido a la asociación o que lo hacen de forma habitual. Mientras, 158 fueron nuevos casos. Respecto a los usuarios más prolíficos a la hora de ponerse en contacto con Asajer, la memoria de esta asociación revela que los varones afectados son los más habituales al teléfono.

Los datos son similares en lo referente a las visitas. Aquí también son los propios ludópatas los que acuden a la asociación en el caso de los hombres. Sin embargo el contacto personal parece hacerse más difícil para las féminas que, en muchas ocasiones, tienen miedo de que se conozca su identidad. Esto hace que las que más frecuentan el servicio sean las mujeres de los afectados.

Sobre los periodos de más intensidad, el primer trimestre es el de mayor actividad en Asajer. Una solidaridad que no siempre supone la entrada en tratamiento, puesto que muchas veces se solicita información o simplemente se busca una voz amiga a la que poder contar el problema.