Diversos estudios muestran que un 76% de fumadores se ha planteado alguna vez dejar de serlo, aunque sin éxito. Factores como la dependencia física, la presión social o las facilidades para acceder al tabaco y consumirlo hacen muy difícil abandonar esta adicción, por lo que muchos recurren a alguno de los programas y unidades de tratamiento que existen y a los que, desde el pasado mes de noviembre, se ha unido el que ha puesto en marcha, de forma gratuita, el Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla-La Mancha.

Gracias al convenio que se ha firmado con la Dirección General de Planificación y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Sanidad, el Colegio ha organizado grupos para atajar el tabaquismo en las cinco capitales regionales, iniciando su labor en Albacete con un curso al que asisten en torno a 45 fumadores que, de forma voluntaria, quieren «apagar» el hábito para siempre.

Si lo consiguen o no será cuestión de tiempo, ya que según indica María del Mar Aguilar, coordinadora de los grupos de tratamiento, el pasado mes de febrero se abrió un plazo de un año para comprobar la eficacia de la iniciativa.

Se realizó a principios del pasado mes una primera sesión de seguimiento después de las siete sesiones de intervención que se efectuaron entre el 22 de noviembre y el pasado 3 de enero, señalaba Aguilar, añadiendo que el «chequeo» de resultados proseguirá a los tres meses, a los seis meses y, finalmente, al cabo de un año.

El objetivo es que un 40% de los que usuarios del programa consiga acabar para siempre con este hábito, un porcentaje que según la representante del Colegio de Psicólogos de Castilla-La Mancha supondría un auténtico éxito.

Requisitos

El primer requisito para decir adiós al cigarrillo es estar convencido del paso: «Si la persona está motivada sólo tiene que marcar una fecha y dejarlo», explicaba esta profesional, quien indicaba que el tratamiento se da en dos frentes, el psicológico y el «combinado», es decir, aquel en el que interviene la ayuda de los fármacos. Entre las herramientas que los especialistas ponen sobre la mesa figuran los sustitutivos de la nicotina en forma de parches o chicles, por ejemplo, y sustancias como el bupropión o el nuevo champix, siempre bajo supervisión médica. A nivel psicológico, algunas estrategias inciden en la forma de romper la asociación entre el tabaco y diversas situaciones de la vida cotidiana, como la hora del café o las reuniones sociales.

Para ello se enseñan técnicas de relajación o de control a nivel emocional y de pensamientos, cuyo propósito es evitar el deseo de fumar. María del Mar Aguilar manifestaba que, al principio, no está de más evitar las situaciones de «peligro», y explicaba que, en todo caso, la mejor manera es dejar el tabaco progresivamente, ya que «científicamente está comprobado que el síndrome de abstinencia es más leve si se abandona poco a poco el hábito». El programa está siendo impartido por psicólogos especializados en este ámbito, dentro de una convocatoria que en Albacete ha tenido una gran acogida, hasta el punto de que algunas personas interesadas han tenido que quedarse fuera debido a la dimensión requerida de los grupos, con un máximo de 15 ó 20 plazas.

Perfil

En cuanto al perfil de los usuarios, la coordinadora de los cursos indicaba que se trata de gente con una media de edad de unos 50 años, ya que es entonces cuando más conciencia hay de las consecuencias perniciosas del tabaco sobre la salud.

En el lado contrario se encuentran los adolescentes que se inician en este hábito, donde apenas hay percepción del riesgo y cuya situación, sin embargo, preocupa al máximo ya que se calcula que en España medio millón de fumadores son adolescentes de entre 11 y 18 años, con una alta incidencia en chicas de 11 a 13 años.

Además, los datos del Colegio de Psicólogos apuntan a que pese al descenso en la prevalencia del tabaquismo en los últimos 10 años, que se calcula en un 4,5%, la incidencia entre las mujeres se ha incrementado un 10,5%, una cifra que contrasta con el descenso del 20% en los varones.