El barrio de la estación central de tren (Bahnhofsviertel), en pleno centro de Fráncfort, todavía da la bienvenida al visitante con algunos heroinómanos inyectándose en sus calles o en las bocas de metro.

Fráncfort es conocida en todo Alemania por ser la capital financiera y por el consumo de drogas ilegales en la vía pública.

En ello es determinante su localización central, fácil acceso dentro de Alemania y el aeropuerto internacional de Fráncfort. La oferta de drogas en la ciudad es muy grande.

En algunas de las calles del barrio de la estación, de tan sólo medio kilómetro cuadrado de extensión, se reúnen consumidores de drogas ilegales, principalmente heroína, «crack» y cocaína.

Es grande el contraste con el distrito financiero, que se sitúa paralelamente, a muy pocos metros de distancia.

No obstante, la situación ha mejorado mucho respecto a lo que ocurría en los años ochenta y noventa. En 1992 entre 1.000 y 1.500 drogodependientes se concentraban diariamente en la Taunusanlage, la calle que lleva a los dos rascacielos de la sede central del Deutsche Bank, para comprar heroína e inyectársela, dijo a EFE la directora del departamento de Drogas de Fráncfort, Regina Ernst.

Doris Koschwitz vecina del barrio de la estación desde hace 50 años recuerda que en esa época los heroinómanos se sentaban en grupos masivos entre los coches para pincharse y también solían entrar en los portales de las casas.

La situación era insostenible: la presión de la opinión pública y las quejas de los vecinos y de los comerciantes del barrio iban creciendo.

Fue entonces cuando «la policía propuso ofrecer ayuda a los drogodependientes» y comenzó a desarrollarse una política de drogas que es característica y única de Fráncfort, explica Ernst.

Esta política es interdisciplinar ya que en ella colaboran la policía y las escuelas, por ejemplo, y ha sido aceptada por todos los partidos políticos con pragmatismo por su utilidad para poder controlar el problema.

El presupuesto del que dispone el departamento de Drogas de Fráncfort este año es de 7,5 millones de euros para más de treinta proyectos de prevención, asesoramiento y ayuda de urgencia con todo tipo de sustancias.

Hoy en día en Fráncfort y alrededores hay 35 dependencias para ayuda a los drogodependientes, con diferentes tipos de asesoramiento y asistencia, ambulante o estacionaria.

Cuatro de estas dependencias son habitaciones para consumo (Konsumraum), que mucha gente llama «picaderos» (Fixstube). Tres de ellos están en el barrio de la estación y el cuarto en la zona este de la ciudad, éste fue el primero que se abrió en todo Alemania en 1994.

En ellos, se permite a drogodependientes mayores de edad el consumo por vía intravenosa de sustancias que ellos mismos traigan, en condiciones higiénicas y con asistencia médica si la necesitan.

Además, existen habitaciones para fumar «crack».

En 2007, 4.500 personas utilizaron estos cuatro espacios para consumo con un total de 170.000 pinchazos, según cifras del departamento de Drogas de Fráncfort.

Ernst destaca que si no existieran estas habitaciones, todas estas personas se inyectarían en las calles y parques, como ocurría antes y que ahora lo que se ve son casos aislados, sobre todo en verano, por lo que se trata de un fenómeno pequeño.

No obstante, sigue sorprendiendo a quien no conoce la ciudad.

El director de uno de los servicios de urgencia de drogas del barrio de la estación de Fráncfort Wolfgang Barth explica que «estos espacios de consumo permiten el acercamiento al drogodependiente para ofrecerle ayuda y asesoramiento».

«En última instancia el objetivo es que sobrevivan, que abandonen el consumo de drogas y que lleven una vida integrada «, asegura Barth, quien también destaca que se ha conseguido un sistema de ayuda que hace veinte años deseaban pero que no podían imaginar.

En Fráncfort, 1.300 personas están actualmente en programa de sustitución con metadona y casi 100 reciben heroína, según cifras del departamento de Drogas.

La actuación de la policía es represiva, con la persecución del consumo y la posesión de drogas ilegales, pero al mismo tiempo ofrece ayuda para que los drogodependientes salgan del círculo, dijo el portavoz de prensa de la Policía de Fráncfort, Jürgen Linke.

La policía y personal especializado trabajan juntos para asesorar y asistir a drogodependientes que se encuentran en la calle.