«No», «no sé», «no lo conozco», «¿no será expo?», «alguna vez he oído hablar de ella», «¿no es una enfermedad neurológica?»Nadie sabía qué era. Las respuestas se repitieron muchas veces entre los consultados en una encuesta periodística y al azar realizada en algunos países del sur de América Latna. El video, presentado en rueda de prensa en un salón del hotel Sheraton de Buenos Aires, intentaba demostrar a los medios de comunicación social la desinformación generalizada que hay sobre la enfermedad pulmonar de obstrucción crónica, apenas conocida en los últimos años con el incomprensible nombre del EPOC.

Especialmente algunas mujeres entrevistadas se sintieron avergonzadas de desconocer que es la cuarta causa de mortalidad en el mundo. Y eso que el cantante argentino de «Rosa, Rosa, la maravillosa», el famoso Sandro, estuvo incapacitado debido al desconocido mal que le ha robado el aire que necesita para cantar, pero sobre todo para respirar. El pasado martes reapareció después de un año en el Senado del Congreso, donde los parlamentarios le otorgaron una mención de honor.

De lo que tampoco estaban enteradas las entrevistadas es de que las de su género rebasarán a los hombres en las estadísticas en el futuro. El estudio Platino, realizado en 2004 en cinco ciudades de América Latina, y cuyos resultados fueron presentados esta semana en la capital argentina, revelaron que aún cuando hay más hombres con dificultades para respirar por sufrir del EPOC, las proyecciones indican que las féminas los superarán.

«En el año 2000, en Estados Unidos, por primera vez fallecieron más mujeres que hombres por esta razón», precisó el médico Eduardo Schiavi, director asistente de atención médica del Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer, de Buenos Aires.

El estudio Platino fue realizado entre 5.500 personas, mayores de 40 años de edad, residentes en Sao Paulo, Ciudad de México, Montevideo, Santiago de Chile y Caracas, por la Asociación Latinoamericana de Tórax, con fondos del laboratorio Boehringer Ingelheim.

De acuerdo con los resultados, 12,1% de la población de la capital venezolana sufre la enfermedad, aunque la incidencia varía por sexo: 16% de los hombres y 10% de las mujeres. Los índices son similares en las demás ciudades estudiadas, aunque en Santiago de Chile y en Montevideo la brecha entre los géneros sea un poco mayor.

Se sabía que el consumo de cigarrillo era la causa principal de sufrir la enfermedad, pero el estudio confirmó que aumenta el riesgo de padecerla en ambos sexos. Sólo en Caracas, 58% de los consultados tuvo contacto alguna vez con el cigarrillo y de éstos, 29% son fumadores activos. Sólo 42% nunca fumó. «Esta cifra es altísima, si se compara con otros países del mundo», afirma María Montes De Oca, profesora de la cátedra de Neumonología del Hospital Universitario de Caracas y una de las investigadoras. La especialista explicó que la razón fundamental de que las mujeres se vayan a destacar más en estas lamentables estadísticas es porque cada vez hay más fumadoras.

«Es posible que si se llegara a hacer la evaluación en el interior del país, los resultados variarían, porque en las regiones todavía hay otros valores y aún hay zonas en las que no está bien visto que las mujeres fumen, pero es probable que la diferencia no sea muy grande», indicó.

A esta mayor tendencia al tabaquismo que se ve en las mujeres se suma que las vías aéreas (los canales o tubos por los que entra el aire a los pulmones) de ellas son más pequeñas que las de los hombres, y por lo tanto tienen mayor riesgo a presentar obstrucción.

Advirtió Montes de Oca que ese estudio fue realizado en personas mayores de 40 años de edad, que tienen una larga trayectoria de contacto con el cigarrillo, por lo que se calcula que al haber un mayor número de fumadoras en la actualidad, el número de pacientes hembras sea mayor en los próximos años.

Enfermos y desinformados

A pesar de la gravedad de este mal (ha aumentado en 163% la tasa de mortalidad por EPOC, mientras ha bajado considerablemente en las enfermedades coronarias y cerebrovasculares), sólo 2 de cada 100 personas que sufre de la obstrucción pulmonar lo sabe. El subregistro es altísimo, aún cuando ya se prevé que pasará del puesto 12 a ser la 5º causa de muerte, entre 1990 y 2020. «Tenemos que hacer algo, porque va a ser una epidemia y una causa de discapacidad», alertó Schiavi a los periodistas.

Otro estudio realizado por la cátedra de Neumonología del Hospital Universitario de Caracas, que será publicado próximamente en la revista científica Chest, demues tra que los síntomas se presentan cuando la enfermedad es muy severa. «Los que la padecen de forma leve no consultan al médico porque no se sienten mal. Por eso 88% de quienes tienen obstrucción pulmonar crónica andan por allí sin diagnóstico», precisó Montes de Oca.

El estudio Platino, además, dejó ver que sólo 56% de los pacientes de EPOC recibieron un consejo médico a lo largo de su vida para que dejaran de fumar. En este caso, la cifra de Caracas es la más baja de las cinco ciudades: 43% de los enfermos recibió la advertencia de su especialista.

Según los datos presentados en Buenos Aires por el brasileño José Roberto de Brito Jardim a una gran representación de médicos de América Latina, sólo 5,2% de los enfermos consultados tenía un diagnóstico médico previo, apenas 11,5% se había realizado una espirometría (prueba de función pulmonar) alguna vez en su vida, y sólo 27,7% de los pacientes había recibido una vacunación antiinfluenza en los últimos 12 meses.

La tos del fumador

El EPOC es la obstrucción persistente de las vías respiratorias causada por enfisema o por bronquitis crónica. El enfisema es un ensanchamiento de los pequeños sacos de aire de los pulmones (alvéolos) y la destrucción de sus paredes. La bronquitis crónica se manifiesta con una tos crónica que produce flema.

Los síntomas pueden aparecer 5 o 10 años después de fumar: disnea (sensación de que falta el aire) y tos con aumento de mucosidad. La tos suele ser leve y se conoce como «tos del fumador». Se considera normal, pero no lo es.

La principal causa es el consumo de tabaco y el tratamiento principal consiste en dejar de fumar. Esto no revierte los daños ya causados, pero puede aumentar la esperanza de vida en los pacientes.

La terapia también incluye el cambio de estilo de vida, rehabilitación y medicamentos (broncodilatadores y antiinflamatorios).

El EPOC es la cuarta causa de muerte en el mundo y la segunda razón, después de las enfermedades cardíacas, de incapacitación laboral.

Más de 95% de las muertes causadas por esta enfermedad se produce en personas mayores de 55 años de edad.

Pulmones de altura

El estudio Platino, realizado por la Asociación Latinoamericana del Tórax, reveló que la incidencia de la enfermedad fue menor en Ciudad de México y Caracas (7% y 12,1%, respectivamente), y mayor en Chile y Uruguay (16,9% y 19,7%, respectivamente). Pareciera que tiene que ver no sólo con que estos dos últimos países son culturalmente más fumadores, sino porque las ciudades donde hay mayor prevalencia del EPOC están al más bajo nivel del mar de la zona estudiada, y esto parece influir en el tamaño de los pulmones. La especialista María Montes de Oca explica que cuando la gente vive en sectores de gran altitud (como Ciudad de México y, en menor caso, Caracas) la gente desarrolla pulmones grandes porque hace mayor esfuerzo para obtener el oxígeno. Es probable que eso le permita tener unas vías de respiración más amplias y con menor riesgo de obstruirse.

El espirómetro

Es la principal arma para combatir la enfermedad. El espirómetro es un aparato que permite evaluar la función pulmonar de los individuos. La espirometría debería ser un examen de rutina.

El estudio Platino demostró que el uso de esta herramienta es muy bajo en las cinco ciudades latinoamericanas estudiadas; incluso, en Caracas es aún menor: sólo 8,3% de los consultados se había realizado la prueba alguna vez en su vida.

La especialista María Montes de Oca explica que en Venezuela son muy pocos los hospitales grandes que cuentan con el equipo, «y sólo lo tienen en los servicios de Neumonología en muy baja cantidad, cuando en realidad deberían estar también en las consultas de Medicina General». Explica que este evaluación debería practicarse como se hace en los casos de los exámenes de laboratorio o los electrocardiogramas, que se indican con frecuencia a cualquier tipo de paciente. Esta es la única manera de mejorar el diagnóstico de la enfermedad. «Es un método sencillo y de bajo costo, porque incluso hay una presentación que es portátil», precisó. Apunta que el Gobierno venezolano debe hacer énfasis en mejorar la dotación de los centros de atención primaria con estos aparatos, además de enfrentar la lucha antitabáquica. Dice que el haber firmado el convenio marco no es suficiente. «Hay que ponerlo en práctica. Deben desarrollarse programas de cesación de consumo de cigarrillos porque es muy alta la incidencia y esto no sólo influye en el aumento de casos de EPOC, sino de cáncer de pulmón y de otras enfermedades crónicas». Ella cree más en que hay que atacar a los que ya fuman, porque asegura que esta medida tiene un mayor impacto en la reducción de casos.

Martín Sivori, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Ramos Mejía de Buenos Aires, apunta más bien a los chicos y cree que el éxito está en la educación de las nuevas generaciones. «La mayoría de los pacientes que dejan de fumar lo hacen ya de abuelos, y cuando les preguntas qué los motivó, te señalan: Mi nieto me lo pidió».