De muy poco han servido los llamamientos a la prudencia lanzados tanto por los médicos como por las propias autoridades sanitarias a la hora de plantear el debate sobre el uso terapéutico del cannabis. Todos los grupos políticos aragoneses aprobaron ayer, por unanimidad, la proposición no de ley de la Chunta Aragonesista, que insta al Ejecutivo aragonés a solicitar del Ministerio de Sanidad la legalización del consumo de cannabis y sus derivados para usos terapéuticos.

La iniciativa aragonesa reabre la polémica suscitada por la Generalitat catalana sobre el uso terapéutico de la marihuana y la posibilidad de dispensarla en farmacias. El debate podría no ser, además, oportuno ya que, como reconoció ayer la propia portavoz del PSOE en la cámara aragonesa, «reduce la percepción del riesgo de su consumo en la población más joven». El Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías y el Ministerio de Sanidad han confirmado, de hecho, el repunte del consumo de drogas, como el cannabis o la cocaína, entre los más jóvenes.

En la proposición aprobada se reclama además del Ministerio de Sanidad la firma de un acuerdo con el Departamento de Salud de Aragón, con el fin de desarrollar un programa de investigación sobre las propiedades terapéuticas de los opiáceos.

Las investigaciones sobre los efectos analgésicos del cannabis no son todavía concluyentes, si bien, algunos estudios, como los emprendidos en un hospital clínico de Dinamarca, han demostrado que el cannabis es eficaz en el tratamiento de la esclerosis múltiple, la fibromialgia o como reductor de las náuseas y vómitos ocasionados por la quimioterapia.