Este año, 16.740 alumnos del último año del polimodal en escuelas bonaerenses admitieron haber fumado marihuana y otros 4140 reconocieron haber consumido cocaína, según revela una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) para la Subsecretaría de Atención de las Adicciones de la provincia, a la que tuvo acceso LA NACION.

Estas cifras alarmantes, que corresponden tanto a colegios públicos como privados, revelan que hay un aumento en el consumo de estupefacientes por parte del alumnado bonaerense que cursa el último año del secundario. En 2005, por ejemplo, el 15% de los alumnos dijo que había fumado marihuana, mientras que ahora ese porcentaje subió al 18,6 por ciento.

Algo similar ocurre con el consumo de cocaína, una droga de las consideradas “duras”. En 2005, el 3,5% de los estudiantes –es decir, 3150 de los alumnos encuestados– admitió haber aspirado esa droga; este año lo hizo el 4,6 por ciento.

Entre los profesionales del Conicet que realizaron el estudio existe otra inquietud: el fácil acceso que habitualmente tienen los jóvenes a las drogas. El 44,7% de los estudiantes consultados respondió que “es fácil” o “muy fácil” conseguir marihuana en la geografía bonaerense. El 32,5% aseguró lo mismo respecto de la cocaína.

Hugo Míguez, el psicólogo e investigador del Conicet que dirigió el estudio, dice que además del aumento del número de estudiantes que abusan de drogas nocivas para la salud se registra, simultáneamente, un descenso en la edad en la que empiezan a consumirlas.

El trabajo revela que, de los alumnos que fuman marihuana, el 84,5% lo hizo por primera vez entre los 14 y los 17 años. En el caso de la cocaína, el 77,6% lo hizo por primera vez entre los 14 y los 17 años.

Míguez rescata otra realidad preocupante de la encuesta.

“El 6,5% de los encuestados que aspiraron cocaína –afirma– lo hizo por primera vez cuando tenía menos de diez años, y dentro de los chicos que fumaron marihuana, el 2,5% la probó en la misma franja etaria.»

En ella se incluyen todas las drogas ilícitas. Según el trabajo del Conicet, el 4,9% de los encuestados dijo que se ha drogado con psicofármacos; el 3,9%, con pegamento y otros inhalantes; el 2,9%, con alucinógenos; el 1,9%, con éxtasis; el 1%, con ketamina, el 0,8%, con pasta base, y el 4,5%, con otras sustancias.

En este punto vale una aclaración: el índice de consumidores de pasta base de cocaína, comúnmente llamada «paco», es bajo en el estudio del Conicet porque la mayoría de los adictos a esta droga -que se fuma y es una de las más destructivas y adictivas, según los especialistas- pertenece a sectores sociales marginales, que no suelen terminar el colegio secundario.

La subsecretaria de Atención de la Adicciones de la provincia, Patricia Segovia, informó a LA NACION: «Hicimos un trabajo etnográfico en algunos barrios del conurbano. El resultado fue que el 47% de los varones de entre 14 y 30 años que viven en villas consume paco.

«Es importante aclarar que el consumo de paco no ha subido en los últimos años», acotó la funcionaria provincial.

Si bien el consumo de paco no subió, tampoco registró un descenso, por lo que los especialistas consideran que faltan más políticas públicas que permitan, tanto en esta como en las otras adicciones, bajar los índices que se registran actualmente.

El hecho de que ese consumo haya subido entre uno y casi cuatro puntos desde 2005 es un dato preocupante, aunque el porcentaje de incremento no sea tan alto.