Dos auspiciosos proyectos de leyes, analizados por comisiones de la Cámara de Diputados bonaerense, plantean la prohibición de fumar en lugares cerrados y de atención al público en reparticiones oficiales dependientes de los tres poderes provinciales.

Una de las iniciativas, presentada por el diputado Carlos Muñoz (PJ), fija multas entre 100 y 1000 pesos para los infractores y propicia que los importes recaudados por ese concepto sean destinados a la financiación de programas médico-asistenciales que desarrollen entidades de bien público, cuyo objetivo principal sea la lucha contra el cáncer.

La segunda propuesta, perteneciente al diputado Luis Bruni (UCR), establece límites similares a la del diputado Muñoz y consiste en que la prohibición de fumar se extienda a los empleados y al público, pero que no rija en casos en que las dependencias cuenten con un espacio destinado a fumar, de forma tal que se garantice a los no fumadores estar a salvo de las nocivas consecuencias para la salud que conlleva el humo del cigarrillo o del tabaco quemado. Por otra parte, en el ámbito nacional se está impulsando -según trascendió- una dura regulación para la industria tabacalera, iniciativa que sería estudiada en la Comisión de Prevención de Adicciones de la Cámara de Diputados y derivaría de la compatibilización de más de una docena de proyectos oportunamente presentados.

En un reciente estudio, los investigadores llegaron a la conclusión de que los fumadores pasivos podrían afrontar un riesgo mucho mayor del que se pensaba. En efecto, un grupo de científicos británicos estudió la exposición pasiva al cigarrillo a través de la medición de los niveles de nicotina en la sangre. Los resultados obtenidos demostraron que las altas concentraciones de nicotina halladas estaban asociadas con un riesgo de entre el 50 y el 60 por ciento mayor de enfermedad coronaria, cuando antes se pensaba que era de un 25 a un 30 por ciento.

Desde los Estados Unidos, las conclusiones sobre los efectos del tabaco en la salud de las personas no difieren en absoluto. Hace poco tiempo se conoció un informe de la Inspección General de Sanidad norteamericana en el que se dijo que las consecuencias que produce el vicio de fumar causa enfermedades en casi todos los órganos del cuerpo.

Durante décadas se ha sabido que fumar es malo para la salud, pero este nuevo informe demuestra que es todavía peor. Las toxinas del humo del cigarrillo van a todas partes adonde fluye la sangre. En promedio, los fumadores acortan en 13,2 años su vida y las fumadoras, en 14,5 años. El costo económico del tratamiento de los enfermos por esta causa es en los Estados Unidos de 157.000 millones de dólares anuales, que se distribuyen de la siguiente manera: 75.000 millones en costos médicos directos y 82.000 millones en productividad perdida.

Como bien se señala en el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), acuerdo internacional auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la propagación de la epidemia del tabaquismo es un problema mundial, que requiere la más amplia colaboración internacional posible y la participación de todos los países en una respuesta eficaz, apropiada y coordinada. La ciencia ha demostrado de manera inequívoca que el consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco son causas de mortalidad, morbilidad y discapacidad, y que media un lapso entre la exposición al hábito de fumar u otras modalidades de consumo de productos de tabaco y la aparición de enfermedades relacionadas con él.

El período de firma del CMTC ha finalizado. Casi el 90 por ciento de los países, entre ellos el nuestro, han suscrito el tratado, que recibió más de la mitad de las ratificaciones requeridas para que entrara en vigor, por lo que es posible que el convenio adquiera valor de ley internacional vinculante a fines de este año. La lucha frontal contra la adicción al tabaco y los perjuicios que ocasiona está en marcha.