El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, afirmó ayer que hay una tendencia creciente al «policonsumo» de estupefacientes y que, dentro de este proceso, se observa un aumento del número de jóvenes que se pasan a la cocaína tras el consumo de pastillas. Además, explicó que la ingesta de pastillas proporciona una sensación de «euforia» que con el paso del tiempo «se queda corta», lo que propicia que en un número creciente de casos el joven decida pasarse a la cocaína.

Robles ofreció estos datos en la jornada de clausura de los cursos de verano de Altea (Alicante), organizados por la Universidad Europea CEES, donde señaló que cada vez hay una correlación «más clara» entre el consumo de alcohol, posteriormente del cannabis y las pastillas para derivar en la cocaína.

Este es uno de los motivos que empuja a que actualmente el 35 por ciento de los tratamientos médicos por drogas sea a causa de la cocaína, a pesar de que ésta sigue siendo todavía la segunda tras la heroína, por delante del cannabis (catorce por ciento) y del éxtasis (cinco por ciento).

Más oferta y consumo en verano

En este sentido, Robles manifestó que la llegada de las vacaciones veraniegas hace que haya más tiempo para la diversión entre los jóvenes y que, por lo tanto, «aumente la oferta y consumo» de las denominadas drogas recreativas, en referencia a las pastillas de diseño.

Recordó que estas sustancias vinculadas a la diversión han desplazado a las drogas que provocaban marginación social y que suscitaron graves problemas de salud pública en las décadas de 1980 y principios de 1990, como es fundamentalmente el caso de la heroína.

A su juicio, la sustancia «más problemática» en los adolescentes actualmente es el alcohol, droga legal de la que en los últimos seis años se ha estabilizado el comienzo del consumo en los 13,5 años.

Agregó que esta edad sigue siendo demasiado «temprana» y advirtió de que es preciso retrasar en la medida de lo posible esta iniciación al alcohol, que se da en la «preadolescencia», porque está demostrado que cuanto más tarde llegue el consumo de cualquier tipo de droga hay menos posibilidades de que posteriormente se registre un consumo «problemático».

En cuanto al cannabis, Robles lamentó que los jóvenes tengan una baja percepción del riesgo y que esté envuelta en un ambiente de «aceptación» generalizada.

A este respecto, apuntó que recientes estudios del Plan Nacional revelan que el ochenta por ciento de los jóvenes considera que las drogas deben seguir ilegalizadas, aunque esta cifra disminuye en un llamativo veinte por ciento en el caso del «porro».

En cuanto a la reciente despenalización del cannabis en el Reino Unido, Robles comentó que lo único que se ha hecho es igualar la ley con la de la mayoría de países europeos, incluida la española, que sólo prevé sanciones de tipo administrativo por el consumo en la vía pública y sí contempla penalmente el tráfico.

También se refirió a la aprobación en Estados Unidos del éxtasis líquido (GHB) para el tratamiento de casos de narcolepsia, al afirmar que está de acuerdo en el uso «terapéutico» de esta sustancia siempre que sea bajo un estricto control médico, dado que en otros casos podrían generarse problemas para la salud.