Un novedoso tratamiento del alcoholismo y la adicción a las drogas se administra en La Paz. Se trata de un implante subcutáneo de naltrexona y topiramato, fármacos que ocasionan en el adicto el rechazo al consumo de estas sustancias y cuyo efecto dura un año. 

La Fundación Abel Elías Mendizábal pone en marcha esta iniciativa. La doctora Neida Portillo, parte del grupo de profesionales que integran la organización, explica que se trata de comprimidos compuestos por varios medicamentos, pero los principales son naltrexona y topiramato, además de anticonvulsivos. 

Una vez abierta la piel, se introducen 12 comprimidos de fármacos (éstos tienen el tamaño de una canica pequeña) en el abdomen del paciente, en una pequeña cirugía. Los efectos tienen una duración de 12 meses. 

En rigor, es un implante subcutáneo, precisa Portillo. En su criterio, es la manera más eficiente de controlar la adicción de las personas a estas sustancias, pues se garantiza el tratamiento con una sola aplicación del implante. Sin embargo, el paciente recibe medicación neurológica para combatir otros efectos de la abstinencia. 

En páginas de internet aparecen ofertas de venta de naltrexona y disulfiram en Europa y Estados Unidos. Estos fármacos, según los anuncios, tratan la drogodependencia y el alcoholismo. Se indica, además, que de acuerdo con los miligramos empleados se puede controlar estos males entre tres y 12 meses. 

Especialistas de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas dijeron que los citados medicamentos son de costo elevado y que no los emplean en el tratamiento de sus pacientes. En este nosocomio, los enfermos con síndrome de abstinencia (alcohol y drogas) son tratados con fármacos como el diazepam y el complejo B. 

La Fundación Abel Elías Mendizábal comenzó su actividad a finales de 2008. En 2009 dio tratamiento a 36 pacientes, de los cuales la mitad eran bolivianos y la otra mitad extranjeros. De los primeros, 14 lograron controlar su adicción. 

En el último mes, unas 30 personas pasaron por el consultorio de esta fundación, ubicado en la zona de Obrajes. Según Portillo, la mayoría de ellas refería que tenía un familiar alcohólico, mientras que los menos, alguien con drogodependencia. 

Alfredo (nombre ficticio), un empresario divorciado, recibió el implante subcutáneo. En diálogo con La Prensa, este hombre de 41 años reveló que solía consumir alcohol hasta tres días continuos, motivado por el estrés. 

Hace cuatro meses que Alfredo se sometió al tratamiento. Según contó, en los primeros días posteriores a la recepción del implante, que es absorbido por el cuerpo, no tenía ninguna reacción en particular, pero su interés en la bebida era moderado. El cambio lo sintió a los tres meses, cuando en una festividad religiosa se sintió más atraído por una gaseosa que por una bebida alcohólica. “No tenía ganas de cerveza”, sino de un refresco. 

Otra de las reacciones que experimentó es mayor lucidez y capacidad de discernimiento. “Estoy más lúcido. Antes dormía y despertaba cansado, ahora estoy más descansado”. 

Entre los 18 nacionales tratados figura un joven alcohólico de 17 años que después de recibir el implante dejó de beber y retornó a su vida de estudiante. 

“Su madre es lavandera —cuenta Portillo—. El chico había empezado incluso a robar y lo habían internado en un centro de rehabilitación, de donde se escapó”. 

A este caso se suman otros también conmovedores. Por ejemplo, una joven cochabambina que desde hace 11 años tenía adicciones, primero al alcohol, después a la marihuana y a otras drogas. Ella recibe el tratamiento actualmente. 

El implante subcutáneo es conocido también como depot (depósito, almacén), refiere la especialista. El tratamiento tiene un costo de 1.800 dólares. 

Los fármacos 

De acuerdo al portal de internet Salud.com, la naltrexona (vía oral) se utiliza para ayudar a los adictos a los narcóticos que han dejado de tomar estas sustancias o a mantenerse libres de ellas. También se usa para ayudar a los alcohólicos a dejar esta otra forma de droga, el alcohol. 

El medicamento no es una cura para la adicción. Se usa como parte de un programa de tratamiento total que puede incluir consejería, asistencia a reuniones de apoyo de grupo y otro tratamiento recomendado por el médico especialista. 

En cuanto al topiramato, el portal de Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos refiere que éste se usa solo o con otros medicamentos para tratar ciertos tipos de convulsiones en personas epilépticas. Se usan también otros medicamentos para controlar las convulsiones en personas con el síndrome de Lennox-Gastaut (cuando hay crisis convulsivas). 

Para destacar 

La Fundación Abel Elías Mendizábal está en la calle 1 de Obrajes, esquina avenida Hernando Siles, Ed. Las Torres de Obrajes. 

En 2009 el consultorio de la fundación atendió a 36 pacientes, de los cuales 18 eran bolivianos y el resto extranjeros. 

Al implante de naltrexona se suman medicamentos anticonvulsivos para controlar los primeros efectos de la abstinencia. 

El costo del tratamiento es de 1.800 dólares. El implante se lo coloca debajo de la piel a través de una cirugía sencilla. 

En el último mes, en promedio 30 personas han pasado por el consultorio interesadas por el tratamiento. 

La mayoría de los familiares que pasó por la fundación dio referencias sobre un pariente con adicción al alcohol. 

Los solicitantes, en su mayoría no cuenta con recursos económico para el pago de los 1.800 dólares.