Educar para las nuevas tecnologías es una de las asignaturas pendientes de la reforma educativa. El uso abusivo del móvil, los juegos en red o la videoconsola pueden derivar en una adicción a la que los propios padres les cuesta hacer frente, en parte por el desconocimiento y la falta de control sobre estos dispositivos. Los casos se han disparado en los últimos años, según indican los especialistas gaditanos, pero la alarma no ha saltado por un aumento de jóvenes en grupos de terapia, sino por la frecuencia con la que los padres realizan consultas para abordar el problema, que ha crecido tanto como el número de hogares con conexión a la red o las ventas de teléfonos móviles.

Los principales indicadores que pueden poner sobre aviso a las familias son el aislamiento, los conflictos en casa, nerviosismo, ansiedad y fracaso escolar, pero el tratamiento es complicado, más aún cuando los propios padres no están familiarizados con el foco del problema.

Proyecto Hombre trata en Cádiz a adolescentes adictos a nuevas tecnologías desde hace más de un año, pero no existe un grupo de terapia específica para estos usuarios. Pilar García, responsable del Plan Joven del colectivo asegura que «los menores son reacios a seguir un programa».

La especialista insiste en que cada año aumenta el número de consultas de los padres, siempre con la misma pregunta: «¿qué hago si mi hijo pasa 14 horas ante el ordenador?». Las soluciones pueden ser varias y no siempre las acertadas. Hay que observar cada caso y actuar en consecuencia. Cuando se trata de un uso abusivo de Internet, García aconseja que no se prohíba por completo, «porque puede derivar en un problema de conducta agresiva».

Administraciones e instituciones empiezan ahora a abordar el problema. El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se mostró preocupado por este problema en su informe del año pasado. En él recoge que los casos de adicciones a los videojuegos se dan en edades cada vez más tempranas. Además alertó de que un 3% de los menores que son habituales a este tipo de entretenimiento pasa a juegos de apuestas on line.

El perfil es de un joven, en la mayoría de los casos varón, de entre 15 y 18 años y de posición socioeconómica media o alta. Los especialistas aconsejan estar atentos cuando se detectan cambios en la factura del teléfono o en los hábitos de los niños.

Los padres también recurren a asociaciones de ludópatas como Jarca (Asociación de Jugadores de Azar en Rehabilitación del Campo de Gibraltar), el único colectivo de este tipo que tiene concierto con la Junta en la provincia. Miembros de Jarca aseguran que hasta la asociación se han acercado jóvenes de 20 y 23 años con adicciones a las nuevas tecnologías, pero nunca han atendido a menores. «Los que sí nos han llamado son sus padres, cada vez con más frecuencia y preocupados por si sus hijos podrían ser adictos», aseguran, lo que supone un indicador de que el abanico de las ludopatías empieza a abrirse.