El proyecto «En marcha», destinado a evitar o reducir uno de los riesgos más graves e inmediatos que pueden producirse como resultado del uso de las diferentes drogas previo a la utilización de vehículos, fue presentado ayer en el patio del IES «Marco Fabio Quintiliano» de Calahorra. Se trata del tercer año consecutivo que se lleva a cabo, dentro del marco de colaboración entre el Ayuntamiento y Cruz Roja.

Según señaló la concejal del Plan de Prevención de Drogodependencias, Rosa Ortega, «la importancia de seguir trabajando en este tipo de iniciativas viene dada por las preocupantes cifras que demuestran la estrecha relación que existe entre la accidentabilidad vial y el consumo previo de alcohol y drogas».

El proyecto, que recoge dos tipos de actuaciones formativas, una teórica y otra práctica, se ofertará a los centros educativos de Calahorra, para la población a partir de 16 años, por un lado, y en autoescuelas de la localidad, por otro.

Los principales objetivos consisten en tratar de reducir la probabilidad de riesgo de accidentes de trafico relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas, informando y sensibilizando a la población joven de los riesgos inmediatos asociados al mismo en la conducción de vehículos, con la idea de aumentar la percepción de riesgo que suponen esos consumos.

Será Cruz Roja la que lleve a cabo los talleres, cada uno de ellos de una duración máxima de 2 horas. Constarán de una parte expositiva y otra práctica, para que los alumnos puedan experimentar de forma simulada cómo afectan las diferentes sustancias a las capacidades necesarias implicadas en la conducción.

En la parte teórica se revisará, de forma lúdica y a través de herramientas específicas y metodología interactiva, los riesgos que se derivan del uso de alcohol y otras drogas en la conducción, tales como la pérdida de reflejos, aumento del tiempo de reacción y toma de decisiones, alteraciones en la percepción de estímulos, etcétera. Asimismo, se recordarán también otras consecuencias a nivel sancionador que puede afrontar el conductor.

La práctica se preparará en un circuito con diferentes pruebas que requieren de las facultades psicofísicas necesarias para la conducción, y que los alumnos habrán de realizar usando gafas de simulación de alcoholemia de diferente graduación, para que puedan tener una percepción inmediata del deterioro de las mismas bajo esos efectos.