El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife lidera un proyecto europeo que promueve erradicar el consumo de estupefacientes entre los componentes de los grupos del Carnaval, de edades comprendidas entre 15 y 19 años. La iniciativa, elaborada y defendida por el primer teniente de alcalde, Ángel Llanos, y la concejala de Fiestas, Maribel Oñate, precisa de un presupuesto de 300.000 euros para poderse desarrollar durante todo el ejercicio 2009.

Según plantea la organización de la fiesta de la máscara chicharrera, la iniciativa, avalada por la Sociedad de Desarrollo y el Organismo de Fiestas dentro de la convocatoria de propuestas europeas bajo el epígrafe de «Programa Juventud en Acción», sería financiada por Bruselas en un 80 por ciento. El concurso para subvención dinamizadores está promovido por la Agencia Ejecutiva de Educación Audiovisual y Cultura de la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea.

Bajo el lema «Diversión sin drogas en el Carnaval», tanto Llanos como Oñate plantean lograr que «los jóvenes chicharreros disfruten de la fiesta de forma sana, mediante la participación en actividades donde se elaboran herramientas de comunicación relacionadas con el Carnaval y el arte».

El proyecto, que está dirigido preferentemente a jóvenes que participan activamente en grupos de la fiesta de la máscara, pretende cuatro objetivos. Primero, concienciar a los jóvenes sobre posibles alternativas a la diversión en la fiesta del Carnaval y sobre los efectos negativos que conlleva el abuso del alcohol y sustancias estupefacientes. Segundo, fomentar el intercambio cultural entre jóvenes de las diferentes regiones participantes mediante la celebración de foros y debates a través de la creación de una página web. El programa con el que Santa Cruz aspira a lograr una subvención europea también incluye la organización de talleres relacionados con el arte y el Carnaval para capacitar a los jóvenes en la elaboración y diseño de herramientas de comunicación.

Por última, la iniciativa plantea proporcionar información sobre las instituciones europeas entre la población juvenil, haciéndoles partícipes de la elaboración de un manual sobre las experiencias del proyecto y poderlo difundir entre jóvenes de otras regiones.

Para cosechar estos objetivos, la organización del Carnaval chicharrero plantea un diseño curricular que incluye reuniones, talleres de máscaras, disfraces y murales, exposiciones de los trabajos realizados, publicación de folletos y material de difusión para campañas informativas, creación de páginas web, así como una visita final a las instituciones europeas que tienen su sede en Bruselas.

Tomando como referencia esta memoria, los redactores del plan contra el consumo de drogas en el Carnaval confían en que los jóvenes salgan a la fiesta sin que eso sea sinónimo de consumo de estupefacientes; el fomento de intercambio entre jóvenes de diferentes culturas; desarrollar instrumentos de comunicación y campañas de información para mejorar la información dirigida a los jóvenes; organizar talleres de cooperación con temáticas del Carnaval entre los jóvenes de cada ciudad participante; hacer participar socialmente al colectivo, y establecer contactos y colaboraciones entre las culturas de los países participantes.