Médico, experta en Salud Pública, con media vida asomada a las probetas de la epidemiología y dueña de un puñado de trabajos científicos, Carmen Moya (Valencia, 1952) acaba de llegar a las arenas movedizas de la droga. Se nota que el Plan ya no es cuestión del Ministerio del Interior, sino del de Sanidad. Simpática y sencilla -«este despacho es demasiado grande»-, habla de tomar decisiones «valientes». Pero, mientras, seguimos sin noticias claras de legalización.

Pregunta.- ¿En qué no se va a parecer el Plan Nacional sobre Drogas socialista al del PP?

Respuesta.- Hay un aspecto clave en el que me quiero diferenciar: que cada decisión que tomemos esté basada en el rigor científico de la investigación. Han cambiado los consumos y las drogas. Hay que hacer estudios de tendencias y compararnos con nuestro entorno más próximo, buscar otras fuentes de información…

P.- ¿Quiere decir que podemos no saber bien lo que está pasando?

R.- No exactamente, pero desde que se crearon estos observatorios han cambiado mucho los consumos. Hablo de conocer mejor todo lo que se está produciendo. Por ejemplo, se sabe que la heroína ya no es el principal problema, pero parece que puede haber un pequeño rebrote de este consumo. Se trata de ir por delante.

P.- Cuando José Antonio Alonso y Cándido Conde Pumpido no eran ministro del Interior y fiscal general del Estado firmaron un manifiesto en el que pedían la legalización del cannabis y la inclusión de la coca y la heroína en la categoría de medicamentos…

R.- Cualquier decisión que tomemos sobre el cannabis tiene que estar documentada sobre qué usos tiene. Si tiene beneficio terapéutico debemos legalizarlo. Parte de los componentes del cannabis ya se utilizan como medicamento en Holanda, Canadá o aquí, como fármacos extranjeros para algunas patologías concretas. Yo creo que todo lo que pueda mejorar la salud de los ciudadanos merece decisiones valientes.

P.- Pero usted, ¿legalizaría el uso recreativo del cannabis?

R.- No es una decisión sólo mía. No estoy por legalizar o ilegalizar, sino por conocer y dar a conocer.

P.- ¿Adónde lleva el prohibicionismo de las drogas?

R.- Lo importante es estar informado de los riesgos que tienen las drogas para tomar después decisiones con conocimiento de causa. Prohibir por prohibir no vale. Hay que informar y que la gente tome sus decisiones.

P.- ¿Se debe extender el uso terapéutico de la heroína?

R.- Los ensayos sirven para sacar consecuencias. Si los experimentos son potentes se sacarán conclusiones.

P.- ¿Está abierto el Plan a otros ensayos, como los que se están llevando en Madrid con buprenorfina, para quienes tienen problemas de absorción con la metadona, o en Suiza con cocaína?

R.- Estoy abierta a toda investigación científica seria. Por supuesto que sí.

P.- Los poblados marginales no desaparecen. ¿Multiplicará el Plan las narcosalas?

R.- Las narcosalas acercan a determinados colectivos a la red asistencial. Yo no soy muy partidaria de las narcosalas, pero allí donde hay un problema hay que encontrarle una solución.Y si la solución pasa por la narcosala, adelante, habrá que hacerlo.Desde luego, esas personas se siguen pinchando, pero lo hacen en mejores condiciones que antes. Lo que hay que hacer es tratar de disminuir estas bolsas de marginación.

P.- Elija: reducción de daños o programas libres de drogas.

R.- La prioridad es la reducción del daño. Luego, todo lo que sea aceptado por el consumidor, estupendo. Pero la reducción del daño se ha demostrado mucho más eficaz que la obstinación en la abstinencia total.

P.- ¿Alguna idea brillante en materia de prevención?

R.- Lo que se puede hacer es tener más penetración sobre algunos colectivos, ser atractivos en el mensaje. La prevención más eficaz es la que va dirigida a colectivos concretos. Vamos a impulsar la información a los colectivos que tienen más riesgo. Si nos queremos dirigir a jóvenes, tenemos que ir a jóvenes muy determinados, no sirven todos los jóvenes.

P.- ¿Puede ser más concreta?

R.- Es que no quiero adelantar acontecimientos… La prevención en la escuela está muy bien, pero hay que centrarse en colectivos con riesgo, chicos conflictivos, población marginal. No todo vale para todos.

P.- ¿Va a incluir el Gobierno a los toxicómanos en el Plan de Dependencia, que hasta ahora abarca a los discapacitados y a las personas mayores?

R.- Sé que hay iniciativas similares en algunas comunidades autónomas, pero, de momento, no tengo conocimiento de que esté previsto por el Gobierno central.

P.- ¿Hay algo que le preocupe especialmente, algo o alguien desatendido?

R.- Conocer las nuevas drogas y cómo funciona ese mercado. Por eso hago tanto hincapié en los asuntos relacionados con la investigación.Y también hay que trabajar más en la cárcel. Según los últimos estudios de que disponemos, más del 50% de los internos que hay en España ha consumido droga en algún momento. Hay que ver cómo esta gente puede acercarse al tratamiento y a la reducción de daño fuera de la institución penitenciaria. No valen los programas que sólo se hacen en la cárcel, como si la persona con adicción se acabara cuando sale de prisión. Hay que dar a esos programas continuidad una vez sale el ciudadano a la calle.