El alcohol y sus consecuencias están estos días, por desgracia, de más actualidad que nunca. Casos como el de la reciente muerte de la cantante británica Amy Winehouse, que se ha relacionado con el hecho de dejar la bebida, no ayuda precisamente a la labor que durante años llevan desempeñando las asociaciones del alcohólicos anónimos.

«Indignados y ofendidos», así aseguran sentirse los exadictos al alcohol «cuando escuchamos cosas como que esta chica murió por dejar la bebida, cuando lo que mata es el alcohol, no intentar dejarlo», se lamenta Miguel Rojo, alcohólico rehabilitado y presidente de la asociación en Zamora ARZA.

Las informaciones vertidas al hilo del fallecimiento de la conocida artista, «pretenden tapas otras cosas y demonizan el hecho de querer salir del alcohol, pero no tiene que ver con eso», advierte Rojo.

En palabras de la psicóloga de la asociación, Ana Esther Vacas, «el síndrome de abstinencia tiene una duración de 3 a 5 días, pero nunca de tres semanas, como se ha dicho que estuvo esta chica sin beber», afirma la profesional.

Entre los alcohólicos, advierte, hay dos tipos: los que solo beben los fines de semana y los que lo hacen a diario, «que son los que en un momento dado pueden tener el síndrome, alrededor de un 10% de los que beben», puntualiza.

De esa cifra, tan solo el 1% llega a lo que se llama delírium trémens, es decir, la más fuerte de las abstinencias, «que si no se trata sí puede derivar en muerte, pero en casos excepcionales y si no se acude al médico, porque los síntomas te llevan sin duda a recurrir a la hospitalización», explica Vacas, refiriéndose a las alucinaciones, taquicardias y la fiebre alta que produce la fase más aguda del síndrome de abstinencia.

Tampoco complace a las personas que han dejado el alcohol declaraciones como las que aseguran que el torero José Ortega Cano bebió una copa de champán antes de su accidente, pero que la rebajó con un hielo. «¿De verdad alguien a estas alturas cree que el hielo rebaja la graduación de las bebidas?», se pregunta Miguel Rojo, que indica que «el whisky tiene 30 grados le eches agua, hielos o coca-cola, lo único que haces es beber más líquido», asegura.

Cuando las personas que han pasado por el mal trago de la adicción a la bebida escuchan estos «mitos», se llevan las manos a la cabeza por el flaco favor que hacen a los que llevan la lucha contra el alcohol por bandera. «Nos duele mucho que se banalice así con el tema, que es lo suficientemente grave como para que la gente se lo piense antes de decir algo que va a hacer daño a mucha gente», replica el presidente de ARZA, que después de casi 30 años enganchado al alcohol dejó la adicción hace ya dos décadas.

Un aspecto erróneo y con «malas consecuencias», según el colectivo, es que «los famosos salgan de las clínicas de desintoxicación y los médicos, por llamarlos de alguna manera, dicen que en dos meses ya están recuperados de su adicción», explica Miguel Rojo, que se muestra muy molesto con este tipo de clínicas, «en las que no explican a los enfermos la realidad de su enfermedad, porque de alcoholismo nadie se cura, y cuando ellos salen a hablar públicamente de las curaciones caen en un grave error», señala el presidente de ARZA, que explica que Winehouse tenía que haber dejado, al menos un año, sus malas compañías, sus hábitos y su forma de vida para intentar dejar la bebida.