En materia sanitaria, China se distingue por varios factores. Probablemente, uno de los principales sea la cantidad de fumadores que posee.

En rigor, uno de cada cuatro fumadores mundiales pertenece al país asiático. En total, los fumadores alcanzarían los 350 millones. Como resultado, unas 420 millones de personas inhalan el humo y están en riesgo de contraer serias enfermedades debido a su exposición.

Una investigación llevada adelante por la Universidad de Berkley, en California, reveló que el tabaco es uno de los principales problemas sanitarios para las mujeres chinas. Fundamentalmente, las que conviven con fumadores. El estudio reveló que estas fumadoras pasivas están tan en riesgo de morir como los fumadores activos.

Según las cifras, 48.400 mujeres fallecieron en el 2004 en China debido a la exposición al humo del cigarrillo contra 47.300 que murieron por ser fumadoras. Los datos son llamativos, si se tiene en cuenta que sólo el 4 por ciento de las mujeres de ese país fuman, contra el 64 por ciento de los hombres que sí lo hacen.

En China consideran al fumar un hecho cultural y social, claramente afectado por la publicidad. «Los cigarrillos se transformaron, en los últimos años, en un vehículo para la amistad y la conversación», resalta el informe de la Universidad de Berkley. El documento, por ejemplo, explica que el tabaco está tan instalado en las charlas cotidianas de los chinos que luego de saludarse dos personas, la frase más común entre ellos es «¿Querés un cigarrillo?».

En contraposición, y pese a haber ratificado el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud, las autoridades sanitarias chinas se toman las cosas con calma debido a que entre el 8 y el 10 por ciento de la factuación total del país proviene de las compañías tabacaleras, casualemente propiedad del mismo gobierno.

Por lo tanto, el problema no es sólo sanitario sino económico. Al respecto, muchas ONG sugieren que para bajar la cantidad de fumadores, se precisa una fuerte campaña de concientización sobre los problemas en los medios estatales. Todo un desafío para los organismos no gubernamentales.