«China está muy atrasada en lo que respecta al control del uso del tabaco y el mayor problema es la falta de reglamentos nacionales que prohíban fumar«, dijo Xu Guihua, subdirector de la Asociación de Control del Tabaco China, autora del informe.

El veto es uno de los compromisos de China como firmante del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó Jiang Yuan, subdirector de la Oficina Estatal de Control del Tabaco, adscrita al Ministerio de Salud.

Por otro lado, los próximos Juegos Olímpicos, que se celebrarán en Pekín en 2008, serán libres de humo. Y es posible que vayan respaldados por la entrada en vigor de alguna iniciativa restrictiva del consumo de tabaco en el país.

Un millón de chinos muere al año por enfermedades causadas por el tabaco, mientras que otros 540 millones sufren los efectos del tabaquismo pasivo, según datos publicados este año por el ministerio de Salud.

No es raro incumplir las restricciones

En la actualidad, fumar está prohibido en algunos lugares públicos como cines, bibliotecas, jardines de infancia, transporte, salas de baile o salones de conferencias, aunque no es raro que los fumadores se salten las normas a la torera sin amonestación alguna.

En todos los restaurantes del país, salvo algunos de comida occidental, se puede fumar, hábito que muchos adictos al tabaco son capaces de simultanear con la ingesta de comida.

Según advirtió en mayo la OMS, si el país no consigue atajar la tendencia, el tabaquismo podría matar a 2,2 millones de chinos al año a partir de 2020.

Pero los ingentes beneficios de la industria (que produce 1,8 billones de pitillos al año), el bajo precio de los cigarrillos (una cajetilla cuesta desde 50 centavos de dólar o 30 céntimos de euros) y la poca conciencia que existe todavía sobre los peligros del fumar hacen que la tarea sea difícil.

En la última sesión del Legislativo chino este invierno, el vicepresidente de la Administración Estatal de Tabaco, Zhang Baozhen, afirmó que restringir el tabaquismo amenaza la estabilidad social. Y recordó que los fumadores se sublevaron cuando cayó la antigua Unión Soviética porque no podían conseguir cigarrillos.