La evidencia demuestra que el consumo de estupefacientes produce psicopatías graves en los adictos. Pero los psiquiatras también han constatado que algunos enfermos mentales, como los esquizofrénicos, generan con facilidad adicciones a las drogas: cocaína, alcohol o pastillas.

La gran duda científica es descubrir, con pruebas empíricas, el componente neurobiológico que provoca que un esquizofrénico se vuelva cocainómano, o que un adicto al polvo blanco desarrolle esta psicopatía que trastorna la conducta y la personalidad.

El equipo de científicos que componen el Grupo de Investigación de Neurología y Neurocirugía Experimental de la Universidad de Murcia (UMU) ha presentado un proyecto para analizar las alteraciones cerebrales en ratas, a las que convertirán en esquizofrénicas y adictas a la cocaína de forma artificial.

El secretario sectorial de Drogodependencias de la Consejería de Sanidad, Luis Navarro, pidió a la neurobióloga María Trinidad Herrero, directora de este grupo de investigación, que elaborase un proyecto para averiguar el origen de las patologías duales.

Pionero en España

Navarro explica que «vamos a presentar el boceto al Plan Nacional sobre Drogas para que lo financie con sus fondos porque los resultados podrían esclarecer el desencadenante de estas patologías duales, es decir, problemas mentales concomitantes a la toxicomanía declarada». El presupuesto inicial de este estudio pionero en España supera los 23.000 euros (3,8 millones de las antiguas pesetas).

La relevancia del proyecto, como destaca Herrero, reside en que «no existen estudios experimentales que puedan explicar qué sistemas pueden estar alterados en la concurrencia de ambos procesos: la adicción y la enfermedad. Hay evidencias de que se producen trastornos cognitivos en ambas patologías, pero se conoce muy poco de lo que ocurre en la combinación de ambas».

De hecho esta patología dual no es anecdótica. Los Centros de Atención a Drogodependientes (CAD) de la Región ya dieron la voz de alarma al detectar que la mitad de los adictos que tratan sufren trastornos mentales: cuadros psicóticos, fobias, alteraciones de conducta…

El responsable del Plan Nacional de Drogas en Murcia recalca que «el 42,5% de los toxicómanos a los que se ha detectado una patología psiquiátrica en los CAD de la Región son consumidores de cocaína y alcohol».

La profesora Herrero detalla que el proceso del estudio experimental, que tardará un año como mínimo en dar resultados, consiste en utilizar 80 ratas, divididas en 8 grupos de 10 animales.

«Polvo de ángel»

El primer grupo es de control, no se le trata; al segundo se le inyecta fenilciclidina o polvo de ángel, que provoca una esquizofrenia artificial; al tercero se le suministra cocaína; el cuarto se trata con fenilciclidina y cocaína, haciendo a los roedores esquizofrénicos primero y después cocainómanos, y al quinto, cocaína y fenilciclidina, con lo que estas ratas serán primeros adictas y luego serán esquizofrénicas.

El sexto grupo tomará clozapina, un fármaco que se administra a los pacientes con esquizofrenia, y el sexto y el octavo colectivos son roedores drogadictos y con patología mental a los que se les suministra esa misma medicina.

En total, la investigadora concreta que «se trata de reproducir todas las posibilidades que se producen en el cerebro del ser humano para después analizar el efecto en los núcleos cerebrales».

De esta forma, «los animales serán sacrificados con éter, sin sufrimiento, y las sustancias se les inyectan con una mini-bombas subcutáneas, para evitarles el estrés de pincharles a diario».

Tras el sacrificio, los neurólogos de la Universidad de Murcia extraerán el cerebro de los roedores y los conservarán a 80 grados bajo cero.

Después los cortarán en secciones de poco espesor para observar con un microscopio, acoplado a un analizador de imágenes, los daños cerebrales y neuronales que se han producido en cada uno de los ocho grupos de ratones.