Desde mayo de 1999 hasta mayo de 2001, hemos contactado en el SAPS (Servicio de Atención Social y Sanitaria) de Barcelona con usuarios de drogas de países del este de Europa. Acuden a centros terapéuticos gratuitos, aunque pagan por la organización del viaje unos 500 euros.

Son jóvenes entre 18 y 30 años y mantienen el contacto con sus familiares. Conocen los riesgos de transmisión de enfermedades, pero suelen reutilizar las jeringas. Es alta la prevalencia de hepatitis C (92%) y B (62%) y menor la de infección por el VIH (19%).

Si no abandonan las drogas, el retorno es un fracaso y tienen dificultades para proseguir los tratamientos con metadona o antirretrovirales.

La respuesta asistencial ha de adecuarse a sus necesidades. Se debe procurar la mediación cultural y la información en los lugares de origen, supervisar los centros terapéuticos y diseñar alternativas a los abandonos. Hay que desarrollar la colaboración internacional, estimular programas de disminución de riesgos derivados del consumo y evitar que del tratamiento se haga un comercio.