Nota: artículo publicado en infosalus.com

Actualmente existen más de 1.000 millones de fumadores de todo el mundo, una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que se trata de adictos al tabaco, mejor dicho, son víctimas de la epidemia de tabaquismo. No hay que olvidar que el tabaco contiene nicotina, una droga tan adictiva como la heroína y la cocaína, y, por lo tanto, la persona dependiente se ve forzado de una manera biológica a suministrarse reiteradamente más dosis.

Esto hay que tenerlo claro a la hora de tratar de dejar de fumar, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sostiene que «la mayoría de los consumidores de tabaco son adictos a la nicotina y les resulta difícil dejarla por iniciativa propia».

No hay ninguna duda de que dejar de fumar es lo mejor que pueden hacer los consumidores de tabaco para proteger su salud y la de los demás. Por ello, es importante que sean totalmente conscientes de los riesgos de fumar y los beneficios de dejarlo.

El tabaquismo se cobra una vida cada 6,5 segundos, siendo las enfermedades cardiovasculares y el cáncer sus dos principales aliados. En el caso del cáncer, está demostrado que más de 40 productos químicos contenidos en el tabaco causan cáncer, mientras que el tabaco acelera la frecuencia cardiaca, eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de hipertensión y de obstrucción de las arterias, lo que puede provocar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.

Los riesgos del fumador

En contra de lo que se pueda pensar, no son el cáncer de pulmón y las cardiopatías los únicos relacionados con serios problemas de salud y de defunciones. Según analiza la OMS en un informe, las personas que fuman tienen más tendencia a desarrollar psoriasis; fumar puede causar o agravar varias afecciones oculares como las cataratas, y además provoca un envejecimiento prematuro de la piel debido al desgaste que ocasiona de las proteínas que le confieren elasticidad.

El oído también se ve afectado en los fumadores ya que el tabaco hace que se formen placas en las paredes de los vasos sanguíneos, con la consiguiente reducción del riego del oído interno; además provoca un evidente deterioro en la dentadura, tiñe los dientes de amarillo y acelera el deterioro de la dentadura; los huesos de los fumadores pierden densidad, se fracturan más fácilmente y tardan hasta un 80% más en soldarse; y el consumo de tabaco reduce la resistencia a las bacterias que causan las úlceras del estómago.

El consumo de tabaco durante el embarazo aumenta el riesgo de que el recién nacido presente insuficiencia ponderal y de que tenga problemas de salud en el futuro, como el síndrome de muerte súbita; además puede reducir el nivel de estrógenos, y adelantar así la menopausia. En los hombres, puede alterar la morfología de los espermatozoides y dañar su ADN, lo que aumenta el riesgo de aborto espontáneo y defectos congénitos.

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, y es importante recordar que los fumadores que abandonan el tabaco obtienen beneficios inmediatos y a largo plazo. La buena noticia es que ya a los 20 minutos, disminuye el ritmo cardiaco y baja la tensión arterial; dentro de las 12 horas siguientes, el nivel de monóxido de carbono en sangre disminuye hasta valores normales; y entre la segunda y décimo segunda semana mejora la circulación sanguínea y aumenta la función pulmonar.

Al año, el riesgo de cardiopatía coronaria es un 50% inferior al de un fumador; a los 5 años, el riesgo de accidente cerebrovascular corresponde al de un no fumador entre 5 y 15 años después de dejar de fumar; a los 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de un fumador, y disminuye también el riesgo de cáncer de boca, de garganta, de esófago, de vejiga y de páncreas; y a los 15 años, el riesgo de cardiopatía coronaria es el de un no fumador.

Consejos para dejar de fumar

Los datos muestran que, cuando al fumador se le informa de los riesgos, la mayoría quieren dejar el hábito, pero pocos obtienen ayuda y apoyo para superar la dependencia. Sin embargo, dejar de fumar no es una tarea fácil, y hay que empezar por el reconocimiento de que es una adicción.

Antes de dejar de fumar, señalan desde el Ministerio de Sanidad, hay que saber qué le proporciona el tabaco; tener muy claro qué va a ganar, personalmente, si lo deja; conocer en qué consiste su dependencia del tabaco; cómo puede superarla; planificar cómo se librará de esta dependencia; y reconocer qué satisfacciones le proporcionará dejar de fumar y poder disfrutarlas.

Una guía publicada por Sanidad y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) amplía esta información y da 6 claves que pueden ayudar a la hora de dejar de fumar:

  1. Debe averiguar las razones por las que continúa fumando. Dejar de fumar es una de las decisiones más importantes que usted puede adoptar para mejorar su salud y ganar calidad de vida, por eso debe hacerlo convencido.
  2. Tiene que valorar las ventajas de dejar de fumar. Conozca los riesgos para su salud y la de los suyos y cómo le va a beneficiar dejar de fumar.
  3. Buscar un plan personalizado. El fumador debe ponerse una fecha para dejar de fumar, pero antes debe tomarse el tiempo necesario para llevar a cabo su plan, y piense en que lo que se propone es dejar de fumar de forma seria y permanente.
  4. Descubra sus propias habilidades y prepárese para ejercitarlas. Se trata de recuperar el control y romper las asociaciones automáticas e inconscientes. Para ello desarrollar nuevas rutinas ayudará a seguir adelante.
  5. Identifique apoyos y utilícelos. Hable de su decisión, preferentemente con alguien que haya superado con éxito la experiencia de dejar de fumar. Si su grado de adicción es alto, hablé con un médico que le pueda recomendar las alternativas farmacológicas que más le convienen.
  6. Disfrute de sus logros. Durante unos días tendrá que mantenerse alerta para no volver atrás, que deberá afrontar situaciones difíciles, que experimentará un cierto sentimiento de pérdida, de vacío, por haberse distanciado de algo que le ha acompañado durante mucho tiempo.