El protagonista en la Navidad podría ser la comida, pero la bebida no se queda atrás. Ahora que llegan las celebraciones y se va a ir saltando de la cena de empresa al aperitivo con los amigos, a la cena de los del colegio, la de los tíos lejanos, Nochebuena, Navidad, Nochevieja y demás fiestas de guardar (más todas las que surgen de forma improvisada), no está de más darle una vuelta a la cantidad de alcohol que se va a tomar.

El consumo de alcohol está tan normalizado que parece extraño que alguien no beba: es remotamente raro que una persona sea abstemia. Si se trata de una mujer que rechaza una caña, la sospecha de embarazo está ahí.

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