A la consulta de la psicóloga María Guerrero, con el desconfinamiento ha llegado un nuevo perfil de paciente: niños que usaban muy poco o nada las pantallas y ahora no hay manera de que hagan algo sin ellas. En el caso de los adolescentes, la adicción les suele restar horas de sueño o les causa un gasto de dinero en juegos online o en mejoras de aplicaciones.

A María Guerrero, además del hábito, le preocupan las consecuencias para la salud física y mental. “Diversos estudios nos hablan de la relación entre el abuso de tecnología y aislamiento, problemas de obesidad, hábitos sedentarios con pérdida de masa muscular, pérdida de visión… Pero también puede ser detonante de ansiedad o depresión y, según un experimento realizado por la revista americana de pediatría, los niños que están en contacto de forma habitual con dispositivos móviles, tabletas u ordenadores son más irritables y muestran una menor capacidad de atención, memoria y concentración que los que no lo están”, apunta Guerrero, que es la psicóloga de la aplicación de control parental Qustodio

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