Drogas sobre el papel… El papel de las drogas… Se ha escrito mucho sobre ellas y muchos las han usado para escribir. La confrontación sobre la legalización del cannabis cada vez cobra más fuerza. El hecho: la alarma del delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, por el peligro que suponen las revistas sobre cannabis. Nuestra propuesta: un debate entre escritores, terapeutas, políticos y expertos.
Todo comenzó con unas declaraciones de Gonzalo Robles durante una reunión del Foro Noroeste de Madrid: «Hay que reflexionar sobre adónde vamos con esta situación, y si es normal que haya revistas, cada día más potentes y que cuestan mucho dinero, que pueden hacer una clara apología del consumo».
Distintas voces
Las relaciones entre drogas y literatura –evidentes para unos, mera ficción para otros– son un tema recurrente en el estudio de este arte. Como referentes recientes podríamos citar a Ann Marlowe, que acaba de publicar «Cómo detener el tiempo. La heroína de la A a la Z», un análisis diferente en este particular mundo o Martin Amis, que siempre ha defendido el uso del cannabis como fuente de inspiración para sus escritos.
Hemos querido saber cuáles son los efectos del cannabis, y si realmente existe un peligro en la publicación de estas revistas, así como las interrelaciones que existen entre drogas y literatura. Para ello hemos preguntado al propio Gonzalo Robles, a Antonio Escohotado, escritor, filósofo y una de las cabezas del movimiento antiprohibicionista. También hemos querido saber lo que piensan escritores como Fernando Sánchez Dragó o historiadores como Juan Carlos Usó, especializado en la materia. El terapeuta Amador Calafat y el director de la revista «Cáñamo», Gaspar Fraga, completan el pasaje de este viaje por un mundo tan antiguo como desconocido.
– El portavoz: Gonzalo Robles, Delegado del PNSD
– El periodista: Gaspar Fraga, director de la revista Cáñamo
– El terapeuta: Amador Calafat
– El creador: Fernando Sanchez Dragó
– El historiador: Juan Carlos Usó
– La apología del cannabis, al fiscal
– Opinión