Los jóvenes de Écija se inician en el consumo del alcohol y el tabaco antes de cumplir los 13 años: con una media edad de 12,49 en el primer caso y de 12,16 en el segundo. Así se desprende de los primeros resultados de una amplia encuesta hecha entre 1.037 estudiantes de doce centros escolares del municipio y que, en la línea de otros estudios a nivel europeo, revela que cada vez estos hábitos se adquieren en unas edades más tempranas. En el caso concreto de la ciudad astigitana, el test determina unas edades incluso inferiores a las que se registran en la capital.

Este dato es especialmente significativo, ya que el consumo del alcohol es la «puerta» más rápida hacia otro tipo de drogas o policonsumo y básico, por ello, para comenzar a trabajar en la prevención de las adicciones. Lo atestigua Isidro Maya, profesor del departamento de Psicología Social de la Universidad de Sevilla y responsable de la evaluación del denominado Proyecto de Prevención de Drogodependencias, que la Junta ha puesto en marcha de forma piloto en Écija para extenderlo a otras zonas. Con el sondeo, realizado en noviembre, se pretende conocer de cerca cuál es el punto de partida en cuanto a la actitud ante las drogas de los adolescentes de la localidad y cuál la incidencia que tiene en ellos la aplicación del proyecto durante todo un curso escolar.

Dentro de los resultados destaca además que más de un tercio de los astigitanos que tienen entre 11 y 19 años -el 34,2 por ciento- ha probado alguna vez un cigarrillo en su vida y un 12 por ciento los consume habitualmente: 16 al día de media. En lo que respecta al alcohol la cifra aumenta considerablemente: hasta dos tercios lo han probado (un 64,8 por ciento) y un 28,2 por ciento tiene un consumo usual, generalmente los fines de semana y vinculado al fenómeno de la botellona. Maya destaca además que la mayoría se inclina por bebidas duras (chupitos y cubatas) frente a vinos y cervezas. Como nota diferenciadora con las ciudades mayores, como Sevilla, está el hecho de que hay menor presencia de las drogas duras (pastillas, cocaína, heroína…). La encuesta todavía está pendiente de una segunda lectura en función de la edad.

El proyecto en el que se enmarca este trabajo pretende solventar uno de los grandes retos que tiene la sociedad en materia de prevención de drogodependencias: hay mucha teoría y se conocen muy bien los aspectos claves para evitar la caída en el consumo, pero apenas hay experiencias concretas sobre su aplicación, salvo cursos o campañas puntuales y de dudoso calado. Frente a ello, Écija es la primera ciudad en el que se aplica un trabajo así: durante todo un curso (2002/2003); con muchos alumnos (4.095, de seis colegios públicos, tres concentrados y tres institutos de Secundaria); distintas consejerías comprometidas encabezadas por Asuntos Sociales y asociaciones relacionadas con las drogodependencias.

Para ello, se han puesto en marcha actuaciones dirigidas a todos los sectores implicados: los profesores -a través de información y cursos específicos-; los padres, con formación y potenciación de sus habilidades educativas; y, por su puesto, los chicos, con información y formación que se integra en su programa curricular. Pero también se ha incidido en su autoestima, su capacidad para tomar decisiones y las habilidades sociales.