Una investigación estadounidense avala esa hipótesis. Y la Asociación de Psiquiatría de ese país piensa sumar la patología a su próximo manual. Expertos consultados por Clarín relativizan el problema.

Juan Pablo Casas

Sátelite nuestro que estás en el cielo/ acelerado sea tu link/ Venga a nosotros tu hipertexto/ Hágase tu conexión, en lo real como en lo virtual/ Danos hoy nuestro download de cada día/ Perdona el café sobre el teclado/ así como nosotros perdonamos a nuestros proveedores/ No nos dejes caer la conexión/ y líbramos de todo virus/ Amén».

Con el título de «Oración de adictos a Internet», este texto sobrevuela cadenas y listas de mails desde hace rato. Pero… ¿se puede hablar de «adicción a Internet»? Según un estudio de la Universidad de Stanford, EE.UU., sí.

En un reciente relevamiento realizado entre más de 2.500 internautas, los investigadores notaron que uno de cada ocho encuestados hacen un «uso problemático» de la web. Los científicos recogieron distintos testimonios: el 14% considera difícil alejarse de la PC por varios días, el 10% reconoce ocultar los hábitos que mantiene al navegar por Internet, el 8% admite que se conecta para escaparles a los problemas del mundo real y cerca del 6% siente que, por el uso excesivo de la computadora, perjudica sus relaciones personales.

«Normalmente nos enfocamos en lo buena que es Internet, lo simple y eficiente que es para determinadas cosas. Pero habrá que considerar que también crea problemas importantes para un grupo de personas. Nuestro relevamiento indica que estas patologías deben recibir atención clínica», resaltó Elias Aboujaoude, director del equipo de investigación de Stanford.

Las palabras del especialista parecen no haber caído en saco roto. Según informó días pasados el diario Washington Post, la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos está pensando en sumar a la «adicción a Internet» en la próxima edición de su manual de diagnóstico, a ser publicado en 2007. El manual, el DSM IV en la jerga, resulta la referencia más utilizada por los especialistas para detallar y diagnosticar desórdenes mentales.

En los últimos años, varios psiquiatras —en su mayoría estadounidenses— se encargan de definir los síntomas de esta nueva patología: disminución generalizada de la actividad física y social, deseo constante de conectarse a la web, irritabilidad tras largos períodos sin estar frente a la PC, entre otros aspectos.

El estudio de Stanford marca el segmento donde pega más: hombres, mayores de 30, con título terciario o universitario y que tienen un uso no esencial de la PC de más de 30 horas semanales.

Sin embargo, muchos otros expertos minimizan estas supuestas nuevas patologías. Argumentan que todavía está en discusión la cantidad de horas, los trastornos y las terapias inherentes a este problema. Entonces, prefieren considerarla como una patología compulsiva más. La respuesta la lanzó el psiquiatra catalán Facund Fora, de la clínica Teknon de Barcelona. «La adicción a Internet es un mito», disparó en un congreso de nuevas tecnologías.

«Internet no es adictivo. De hecho, adicción significa que no hay palabras. A través de la web, uno interactúa constantemente con otras personas. No se puede generalizar. Hay que estudiar la singularidad de cada caso. Y descubrir si esa supuesta adicción a Internet no esconde otras problemáticas», analizó la psicoanalista Marcela Aguirre, coordinadora y docente de Centro Dos.

Según esta corriente, la mayoría de los internautas que buscan ayuda médica en realidad son adictos al sexo o al juego. O padecen de retraimiento social, trastornos de ansiedad o afectivos. «Internet es un objeto, un medio que sirve para otras cosas: acceder a información, conocer gente a través del chat, establecer otros vínculos. Este debate me recuerda mucho al que se instaló en los años 60 con la TV. En aquellos años se hablaba de que la tele generaba adicción. Hoy nadie afirmaría eso, como nadie apuntaría contra alguien que se la pasa leyendo encerrado en su casa. ¿Alguna vez se habló de ‘adictos a los libros’?», se preguntó Mónica Tesone, psicoanalista y especialista en terapias online.

«No se puede hablar de adicción a Internet. No es una sustancia, como el alcohol, el tabaco o las drogas. En los casos en que me tocó tratar a ‘ciberadictos’, una vez explorada la singularidad del paciente, uno se da cuenta de que sufre trastornos de ansiedad o afectivos», detalló Mario Kiektik, psiquiatra y licenciado en comunicaciones. Unos años atrás creó el Centro de Investigación y Tratamiento de las Ciberpatologías. «Con el tiempo, y gracias a la aceleración de las velocidades en Internet, la idea de uso inadecuado de Internet se volvió ‘inadecuada'», señala ahora.

El doctor en ciencias de la Investigación Diego Levis, en una reciente entrevista, remarcó: «En lugar de demonizar, de fingir indiferencia o de entusiasmarse con estas nuevas formas de relacionarse, debemos preguntarnos qué representan socialmente. A qué necesidades o carencias responden, qué fantasías satisfacen. Así como la TV transformó la vida cotidiana, económica y política de las sociedades 50 años atrás, Internet y las comunicaciones digitalizadas están haciendo lo mismo».

Aquel caso de la compulsión

En noviembre de 2005 se conoció el caso de un adolescente que debió ser internado por el uso abusivo de la PC. Según la psicóloga que lo atendía, mostraba conductas parecidas a las de un drogadependiente. Por eso, se lo derivó de un psiquiátrico a un centro de tratamiento de las adicciones.

El chico, de 18 años, clase media y vecino de Barrio Norte, presentó su trauma paulatinamente. Primero robó plata para el ciber, después se ausentó sin permiso y un día desapareció todo un fin de semana: se la pasó en los juegos en red. Tímido y con problemas de sobrepeso, su psicóloga determinó que sufría de «compulsión». Hasta ahora, es el único caso conocido de alguien que, por adicción o uso abusivo de Internet, haya sido internado y tratado casi como un drogadependiente.

Conexiones

Sergio Danishewsky

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Hace poco, un joven japonés fue consagrado por sus pares online como el dueño del récord mundial de permanencia en Internet. En Italia y Estados Unidos funcionan desde hace diez años clínicas para adictos a la red. En China ya están limitando el tiempo que se puede estar conectados. Mientras en el mundo el asunto adquirió carácter de problema serio, aquí algunos expertos lo minimizan. Que prueben vivir un mes sin conectarse y, si sobreviven, nos cuenten sus sensaciones.

Test: ¿Es usted un adicto a Internet?

El sitio http://www.adictosainternet.com

Es creación de un grupo de médicos españoles especialistas en salud mental. A partir de una serie de tres encuestas o tests —hay más de 160 preguntas— intentan determinar la relación entre internauta y asiduidad a la Web. Así, concluyen que se puede ser un usuario sin problemas, en riesgo o con problemas de adicción a Internet. Este es uno de los ejemplos que pueden encontrarse en la página.

1) ¿Dedica más tiempo del que cree que debería a conectarse a la red con objetivos distintos a los que le demanda el trabajo?

2) ¿Piensa que se sentiría mal si redujera el tiempo en la Web?

3) ¿Sus familiares, amigos o conocidos se quejaron por las horas que le dedica a Internet?

4) ¿Le resulta difícil estar alejado de la Web por varios días?

5) ¿Se resienten sus relaciones afectivas por estar conectado a la Red?

6) ¿Existen contenidos o servicios en la Web a los que se encuentra difícil resistirse?

7) ¿Tiene problemas para controlar su impulso de conectarse a la Red?

8) ¿Intentó, sin éxito, reducir sus incursiones por la Web?

9) ¿Obtiene gran parte de su bienestar del hecho de estar conectado a la Red?

Según los especialistas, quien contesta afirmativamente a siete o más de las anteriores preguntas, tiene problemas de adicción a Internet.

Números argentinos

10 millones de usuarios de Internet hay en la Argentina. Exactamente 10.320.000, según un relevamiento efectuado por la consultora D’Alessio sobre el mercado argentino en 2005-2006.

81 es el porcentaje de usuarios argentinos que ingresa a la Red diariamente. La mitad del total de quienes se conectan lo hacen en locutorios y cibercafés, Y el 85% envía o recibe mails personales en el trabajo.

4 de cada 10 cibernautas argentinos sólo soporta un día sin ingresar a Internet. Según la misma encuesta, el número de usuarios aumentó en 2006 un 36 por ciento respecto de 2005.

52 por ciento de los usuarios de Internet en la Argentina son menores de 24 años, una cifra similar a la del resto del mundo. Siempre según D’Alessio, el 53% del total de usuarios son varones.

Cuando la Red es un vehículo

J. tiene un problema: reconoce que prefiere la pornografía en Internet antes que mantener relaciones sexuales con su novia. Sus encuentros se limitan a una vez por semana. La búsqueda frenética en la Web ocurre la mayoría de las noches, mientras ella duerme en el cuarto contiguo.

L. tiene otro problema: el juego. Tanto en horas de trabajo como en su tiempo de ocio frecuenta sitios de casinos online o de casas de apuesta en la Web. Hay que registrarse y apostar dinero por un partido de la Liga Inglesa, quién mete el gol más tempranero de la fecha española o a un caballo en Francia.

¿Son J. o L. adictos a Internet? «En realidad Internet aparece como el vehículo para que los adictos a la pornografía o los ludópatas desarrollen sus compulsiones. Muchas veces se acusa a Internet sin fundamentos claros», sostiene la psicoanalista Mónica Tesone.

En cuanto a las actitudes compulsivas que giran en torno al sexo y la Web, los especialistas distinguen dos comportamientos, según el género. Según estos estudios, en general, los hombres visitan más los sitios porno y las mujeres suelen visitar los chats eróticos.

De «viudas» y tecnosexuales

A partir del uso excesivo o inadecuado de las nuevas tecnologías, los especialistas definieron, en los últimos años, nuevos estereotipos de comportamientos sociales o víctimas de estas patologías. Así, hablan de los «tecnosexuales» y de las «viudas de Internet».

Los primeros son hombres de alto poder adquisitivo, narcisistas, urbanos y sociables, siempre al tanto de lo último en tecnología. Las segundas son mujeres que sufren la adicción de novios y esposos a la Web, al punto que generan conflictos en la pareja.

«Lo de las viudas de Internet es como una actualización de lo que antes llamaban viudas del fútbol o la tele. En ese caso, antes que achacarle el mal a la Web, la pareja debería preguntarse qué está pasando entre ellos dos. Es un problema de desamor más que de uso inadecuado de Internet. Más allá de las innovaciones tecnológicas, se sigue recurriendo a la ayuda médica por cuestiones afectivas», concluye la psicoanalista Marcela Aguirre.