Los niños expuestos a cocaína en el útero materno registran capacidades lingüísticas por debajo del promedio durante los primeros años de vida y no logran superar esa dificultad, según sugiere un nuevo estudio de la Case Western Reserve University, de Cleveland (Estados Unidos), publicado en “Pediatrics”.

En una investigación en la que se siguieron a casi 400 niños desde el nacimiento hasta los 6 años, los investigadores hallaron que aquellos cuyas madres consumían cocaína durante el embarazo mostraban escasas habilidades lingüísticas y que esa carencia se prolongaba en el tiempo. Dicha problemática resultó evidente incluso cuando los expertos consideraron factores como el vocabulario de las madres y el factor socioeconómico familiar.

Estudios previos han vinculado la exposición prenatal a la cocaína con una serie de problemas de desarrollo y de conducta en la infancia. Para este estudio, los investigadores evaluaron los efectos de la exposición a la cocaína en el desarrollo infantil del lenguaje.

El trabajo incluyó a 209 niños de madres que habían consumido cocaína durante la gestación y 189 de madres no consumidoras de dicha droga. Al año y a los 2, 4 y 6 años los niños fueron sometidos a pruebas estándar para evaluar su capacidad para comprender y emplear el lenguaje con precisión.

Las madres también realizaron exámenes de vocabulario e inteligencia general, y fueron consultadas sobre su capacidad de cuidado de sus hijos.

Si un niño había sido puesto en un hogar sustituto o adoptivo, se evaluó y entrevistó a la persona que estaba actualmente a su cargo.

Los autores hallaron que los niños expuestos a la cocaína se desenvolvían peor en las pruebas de lenguaje desde muy temprano y no mejoraban con el correr del tiempo. Factores como el ambiente familiar, entre otros, no cambiaron esa relación.

Además de estos efectos de la droga, los investigadores también hallaron que los chicos cuyas madres fumaban durante el embarazo se desenvolvían peor en las pruebas lingüísticas.

Los pediatras, concluyó el equipo, necesitan ser conscientes de los problemas de lenguaje relacionados con la exposición prenatal a la cocaína y al tabaco, y así aumentar sus esfuerzos para detectar estas complicaciones.