Los no fumadores que están expuestos regularmente al humo del tabaco «sufren enfermedades propias de los fumadores», afirmó Janet Voute, directora de la FMC.

Cuando faltan cinco días para la celebración del Día mundial sin tabaco, el próximo 31 de mayo, la FMC y la Unión Internacional contra el Cáncer lanzaron un llamamiento para que los gobiernos regulen el consumo de tabaco y se establezcan zonas libres de humo.

Ambas organizaciones representan a 460 organizaciones no gubernamentales que luchan contra el tabaquismo, asociaciones de prevención del cáncer y centros de investigación en 90 países.

Según Voute, los fumadores que trabajan en lugares donde se prohíbe fumar habitualmente consumen menos cigarrillos al día.

Además, estas personas son más propensas a abandonar este hábito que aquellas en cuyos centro de trabajo no se aplican normas internas contra el tabaquismo. Los compañeros de trabajo de fumadores, así como sus cónyuges e hijos son los grupos más vulnerables por la inhalación indirecta del humo del tabaco.

Así, alrededor de 700 millones de niños -casi la mitad de la población infantil mundial- viven en casa de un fumador y se calcula que en China hay 130 millones de fumadores pasivos. Francia ilustra la situación de las personas que trabajan al lado de un fumador: el 40 por ciento de los empleados.