Más del 60 por ciento de la población española de 16 y más años declara consumir habitualmente alguna cantidad de alcohol. El 76 por ciento de los adolescentes de entre 14 y 18 años bebe alcohol, el 43 por ciento exclusivamente durante el fin de semana y el 15 por ciento todos los días. Cabe recordar asimismo, que se estima una mortalidad anual de más de 12.000 personas atribuible al alcohol (el 3 por ciento de las defunciones) y que los costes sanitarios y sociales anuales ocasionados por el consumo excesivo superan los 600.000 millones de pesetas.Ante semejantes datos, el Congreso sobre jóvenes, noche y alcohol (encaminado a promover el debate social) no podía partir sino del análisis de «cómo y por qué consumen» y de las consecuencias de este tipo de abuso.

A la primera pregunta se encargó de responder, entre otros ponentes, Javier Elzo. catedrático de sociología y presidente del Forum de Deusto, quien afirmó que «el consumo abusivo de alcohol entre los jóvenes es un fénomeno típicamente español en su extensión». Más allá del «botellón», un fenómeno de adolescentes «propiciado por el hecho de que se encuentran juntos, disponen de un producto económico y no están controlados», Elzo subrayó lo que considera el problema de fondo: «Convencernos de que este tipo de consumo excesivo, a altas horas de la noche y exlusivamente entre jóvenes es una práctica social nefasta y es necesario atajarlo». «Esto se considera aún una política reaccionaria», añadió.

«ATACAR EL PROBLEMA»

Y sin embargo, a su juicio, hasta que no se superen una serie de lugares comunes petrificados por la costumbre -como la sacralización de la «movida» y de la «marcha» o el postulado de que los jóvenes deben divertirse como quieran-, «no se podrá pasar de una mera política instrumental de reducción de daños a una política finalista que ataque de raíz el problema». Es decir: la normativa no se podrá aplicar correctamente sin un nivel previo suficiente de concienciación. En el mismo sentido, el psiquiatra Luis Rojas Marcos explicó la dificultad existente en España, «tras años de dictadura», para distinguir entre represión y normalización. Y sin embargo, las consecuencias del abuso de bebidas alcohólicas sobre la salud mental de los jóvenes son conocidas, desde el desarrollo de trastornos como la ansiedad hasta la dependencia del alcohol. «Sólo se debe empezar a beber cuando la cabeza está formada», dijo Rojas Marcos.