¿Cuándo y por qué empezó a beber?
– No soy muy consciente, pero a los 26 años ya tenía serios problemas con el alcohol. Tomé conciencia de sus consecuencias viéndolo en mi hermano menor.

¿También es alcohólico?

– Sí, a los 19 años tuvo su primer delirium tremens. Mi casa era un infierno, pero aun así no me sirvió de escarmiento. Yo era una persona con problemas, desde los 4 o 5 años sabía que era homosexual y el alcohol me ayudaba a mitigar el miedo.

¿Miedo a qué?

– Yo vivía mis tendencias sexuales como algo que no había elegido y el alcoholismo lo viví con el mismo fatalismo durante 20 años.

¿No intentó dejarlo?

– A los 30 años robé en la empresa en la que trabajaba en Madrid y me trasladaron a Cataluña. Pese a ello seguí bebiendo día y noche hasta que me internaron en el hospital con un coma etílico. A partir de ahí empezó mi lucha contra el alcohol pero volví a estar varias veces entre la vida y la muerte.

Recaídas

– Sí, era un alcohólico cíclico. Conseguí estar 5 años sin beber y creyéndome curado un día tomé un vasito de vino en la comida. Al cabo de un mes ya estaba bebiendo tanto o más que cinco años atrás… ¿Se lo imagina?

Intuyo la desesperación

– El alcoholismo es una enfermedad que no tiene cura. Si yo ahora, después de 11 años sin beber, me tomo una copa, no podré parar hasta caer desmayado. Y es también una enfermedad emocional, escapamos de la realidad bebiendo, somos unos inmaduros. Lo destrozamos todo.

Sobre todo a las personas que les rodean

– Sí, un alcohólico es muy difícil de aguantar y acaba despertando el odio. Cuando estás alcoholizado sólo cuenta la botella, todos los valores desaparecen, eres un egocéntrico, te conviertes en un monstruo. La gente te abandona, pero tú no aprendes y sigues bebiendo hasta que te quedas totalmente solo. Esa gente que ves tirada por la calle junto a una botella tuvo una vida, no siempre vivió así, pero ese es el devenir de esa enfermedad, el camino que yo llevaba.

Pues ha sido usted muy valiente

– Cuando después de cinco años volví a beber, la borrachera me duró una semana, mezclaba la cocaína y el alcohol, y asustado de mí mismo después de salir del coma etílico me fui a AA (Alcohólicos Anónimos) y la primera impresión fue muy buena.

¿Cuál fue?

– Gente limpia, aseada y riendo. Después de escuchar historias más graves que la mía pensé: «Si ellos lo han dejado, yo también puedo». Durante los primeros tres meses y medio fui a A.A. todos los días y poco a poco fui creciendo, madurando.

Debe ser un trabajo muy duro

– En el momento en el que sales de tu ombligo e intentas ayudar a otro, el alcohol queda en un segundo término. En AA nos planteamos vivir por 24 horas.

¿Y una vez has reconocido tu enfermedad?

– Hay que hacer un inventario personal, mirar hacia atrás con honradez y reconocer tu responsabilidad en el desastre que ha resultado ser tu vida.

¿Y qué haces con la culpa?

– Reconocerla es empezar a perdonarla. Se la cuentas a tus compañeros, recibes comprensión, vas profundizando en tus defectos y en tus virtudes. Cuando estás preparado intentas reparar en algo el daño que has causado, devuelves lo robado y procuras reparar el dolor inflingido a tus seres queridos.

Y así recuperas tu dignidad

– Sí, y para no perderla aprendemos a que cada noche hay que pasar revista al día y ver dónde has metido la pata.

Ustedes aprenden a ser mejores personas

– Sí, antes yo era muy egocéntrico. Ahora tengo un proyecto de vida importantísimo: con mi experiencia puedo salvar una vida.

¿Qué es lo más útil?

– La identificación. Todos tenemos una idea de nosotros mismos diferente a lo que en realidad somos; pero cuando otro cuenta sus reacciones mezquinas, te das cuenta que tú también reaccionas o has reaccionado así. Vamos revisando temas en grupo y analizando nuestro comportamiento, aceptándonos.

Escojamos un tema

– El orgullo, que es muy connatural con el alcohólico, porque todos los débiles son muy orgullosos. Cuando por ejemplo alguien cuenta que ha organizado una bronca en la oficina de empleo te identificas, casi todos nos identificamos, y el que ha sido capaz de superarlo te explica cómo.

… y te sientes menos solo

– Sí, nosotros usamos mucho el teléfono. Si tienes un mal día llamas a algún compañero para hablar; tenemos el mismo problema.

Ustedes luchan por mantener un equilibrio emocional difícil de conseguir

– Si no lo mantenemos corremos el riesgo de morir. Todos los alcohólicos hemos estado muy cerca de la muerte. Yo estuve en coma etílico en varias ocasiones, para nosotros el equilibrio es imprescindible. Pero entiendo su asombro, los valores que intentamos mantener no abundan en la calle, por eso necesitamos reunirnos y apoyarnos.

¿De un coma etílico te puedes morir?

-Sí, y también de un delirium tremens. Mi hermano en un delirium quemó todos los muebles de su casa porque los veía llenos de insectos. Esos chavales del botellón que tienen comas etílicos de fin de semana están corriendo riesgos enormes.

¿Qué les aconseja a sus familiares?

– Acudir a las asociaciones de ayuda a los familiares de alcohólicos, que se informen.