El consumo de alcohol entre las mujeres españolas embarazadas se ha reducido paulatinamente en los últimos 24 años, según se desprende de un estudio por investigadores del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. La ingesta de alcohol en la madre puede afectar al desarrollo embrionario y fetal y provocar graves malformaciones físicas congénitas. El estudio, publicado recientemente en la revista «Medicina Clínica» y que recoge Europa Press, analiza el consumo de alcohol durante la gestación de las mujeres españolas en las últimas dos décadas y en las distintas comunidades autónomas. El objetivo del trabajo fue detectar si la mujer dejaba de ingerir bebidas alcoholicas durante el embarazo.

Los expertos advierten que el alto consumo de alcohol puede provocar en el feto el denominado síndrome alcohólico fetal. Aunque es díficil calcular la frecuencia con la que se presenta este síndrome, que causa graves malformaciones en el feto, en Estados Unidos se estima que afectan a entre 0,33 y 2,2 niños por mil recién nacidos.

Para realizar este estudio, sus responsables analizaron la base de datos del Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas, un programa de investigación sobre las causas de los defectos congénitos que se inició en 1976. En el programa participan 86 hospitales de toda España. La investigación demuestra que el número de mujeres que habitualmente beben alcohol en pequeñas cantidades o las que lo hacen ocasionalmente en grandes cantidades aumentó hasta 1989, cuando empezó a descender, aunque muy lentamente. Catalunya, Valencia y Andalucía son las comunidades donde se consume más cantidad puntual de alcohol.

La tendencia decreciente también se detecta entre las mujeres que habitualmente acompañan las comidas con un vaso y medio de vino –entre 250 y 500 mililitros– y las que ingieren esta misma cantidad de vino, beben cerveza y una copa de alta graduación cada día.

Entre el primer colectivo, Galicia, Murcia y País Vasco encabezan el ránking de consumo en mujeres embarazadas, mientras que en el segundo, lo lideran las comunidades de Valencia, Cantabria y Aragón, aunque a poca distancia de la media española.

LAS ALCOHOLICAS NO ABANDONAN SU ADICCION

El estudio no detecta ninguna variación entre las mujeres embarazadas que beben más de una botella de vino diaria y las que ingieren una copa de alta graduación, así como las que se declaran abiertamente alcohólicas. En este colectivo no se detecta una disminución en la ingesta de alcohol durante la gestación.

Los investigadores advierten sobre el hecho de que mientras se detecta un descenso del consumo de alcohol en cantidades importantes, se produce un incremento em las ingestiones de dosis bajas que no empezó a bajar hasta 1989. Esta situación, «parece indicar que se acepta que cantidades pequeñas de alcohol no suponen un riesgo para el desarrollo del feto», aseguran.

NO HAY UNA DOSIS «MINIMA» SEGURA PARA EL FETO

No obstante, los mismos expertos aseguran que «no se ha podido confirmar que exista una dosis mínima de alcohol que pueda considerarse segura durante el embarazo». «Si bien el riesgo que se obtiene para las dosis bajas de alcohol es pequeño, puede llegar a ser muy alto para mujeres que sean genéticamente suceptibles al efecto del alcohol durante la gestación», añaden.

Los especialistas recomiendan que las mujeres embarazadas se abstengan de beber alcohol, ya que «a priori no sabemos cuál puede ser la suceptibilidad genética de la población». Los autores del estudio alertan del riesgo que existe que niños de madres que durante la gestación se expusieron al alcohol presenten problemas de adaptación e hiperactividad.