Les viene a la cabeza la Ciutat Vella de finales de los 80 y primeros 90. «Vi a jóvenes con la aguja colgando del brazo en aquella plaza; también suicidios, gente que se tiraba de los balcones», explica Maria Antonia. Por eso, porque la droga trae mal recuerdo, porque aquí lo pasaron muy mal, cualquier propuesta asociada a las adicciones genera rechazo.

El ayuntamiento ha abierto este lunes una nueva sala de venopunción junto al CAP del Casc Antic, en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera, al ladito de Lluís Companys.

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