El consumo de éxtasis produce euforia y una intensa emotividad cuando se está bajo sus efectos, una vez pasan éstos se registra un periodo de agotamiento físico y mental. Ambas situaciones son muy peligrosas para la conducción ya que pueden llegar a provocar paranoias persecutorias que hacen aumentar la velocidad a quienes se ponen al volante de un vehículo bajo los efectos de esta droga.

Los expertos en seguridad vial han aletardo de su peligro para la conducción. El director del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial, Luis Montoro, indica que los fines de semana, que los consumidores de esta droga llega hasta un 80% y el resto lo hacen durante la semana, «aprovechan sus efectos estimulantes para acercarse a un ideal compartido por muchos de ellos: vivir sin dormir, en muchos casos conduciendo».

Entre las consecuencias negativas que pueden afectar directamente a la seguridad vial se producen problemas de concentración y atención, depresión, ansiedad e insomnio. Distintas alteraciones perceptivas tales como mayor sensibilidad a la luz, dificultades de acomodación visual, visión borrosa. También pueden llegar a producir alucinaciones o pseudoalucionaciones, como percepción de movimientos, flashes o manchas de luz.

Euforia y agotamiento

En algunos casos también alucinaciones auditivas, así como efectos analgésico-anestésicos y sensación de ligereza corporal y flotación. Con alguna frecuencia estos síntomas pueden persistir durante horas o días.

Entre los efectos del éxtasis con impacto en la conducción, señala Montoro que se produce «una euforia de tipo anfetamínico y una intensa emotividad». Pero tras estos efectos, puede aparecer un periodo de «agotamiento físico y mental».

La intoxicación por esta sustancia se plasma en una amplia variedad de manifestaciones físicas y conductuales como son la hipertensión, taquicardia, aumento de tensión muscular en el cuello y mandíbula, convulsiones, ataques de pánico y problemas para mantener la atención, así como agotamiento y coma.

Indica Luis Montoro que una de las características de esta droga y que más peligros genera en la seguridad vial es aquella que ocurre con sujetos con cierta predisposición a las paranoias persecutorias «lo que les obliga a incrementar la velocidad y desarrollan una conducción evasiva y, por tanto, de máximo riesgo».