El diagnóstico y tratamiento del tabaquismo ha centrado diversos documentos de consenso internacionales, y aunque en España ya existía una normativa, elaborada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), y otros protocolos redactados por la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, Semergen y Semfyc, los expertos han sentido la necesidad de preparar una normativa común que recoja todos los adelantos en tabaquismo. El resultado de la iniciativa se presenta hoy en el congreso sobre tabaquismo que se inauguró ayer en Madrid.

Miguel Barrueco, del Hospital Universitario de Salamanca y miembro del Área de Tabaquismo de la Separ, hará público hoy el consenso de las cuatro sociedades citadas. «El documento aborda el conjunto mínimo de criterios diagnósticos, como el número de cigarrillos, la cifra paquetes/año o el tiempo que transcurre desde que el fumador se levanta hasta que consume su primer cigarro. Estos criterios mínimos se deben manejar a la hora de establecer el diagnóstico de tabaquismo». A partir del resultado se plantearán las pautas terapéuticas.

Sistematización

En opinión de Barrueco, el cambio más relevante que introduce el nuevo documento con respecto a los anteriores es que «introduce una sistematización de los datos necesarios para el diagnóstico. Hasta ahora, todos hacíamos una serie de preguntas, pero para el nuevo protocolo hemos seleccionado las cuestiones que nos permitan llegar al diagnóstico de una forma más sencilla. En lo referente al tratamiento, también introduce una sistematización, en la que se incluyen los nuevos productos disponibles, como el bupropión».

La elección del tratamiento deben compartirla médico y paciente, entre otras razones «para incrementar la adherencia terapéutica». Así, en función de la dependencia tabáquica y nivel de riesgo, el facultativo orientará hacia el tratamiento más apropiado, «siempre de menor a mayor intensidad». El neumólogo ha destacado que tanto la terapia sustitutiva con nicotina como el bupropión son tratamientos de primera elección para el tabaquismo, y la decisión sobre uno u otro dependerá de los condicionantes del enfermo. Así, «los sujetos que han padecido una cardiopatía isquémica reciente no deben recibir terapia con nicotina, como tampoco deben hacerlo con bupropión los enfermos de depresión, anorexia o epilepsia». En definitiva, la elección de la terapia estará en función de las características del paciente, «que es quien debe tener la última palabra».

Muertes evitables

Carlos Jiménez, presidente del congreso y de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, ha destacado el interés creciente de diversas disciplinas del área de la salud en el control del tabaquismo, como queda reflejado en la alta participación en el congreso -400 especialistas- y el elevado número de comunicaciones presentadas (140). «El lema del encuentro es Todos los profesionales sanitarios por el control del tabaquismo, y el propósito es enviar el consenso a todos los profesionales, ya que el control del tabaquismo debe formar parte de nuestra actividad diaria. No debemos olvidar que estamos ante una drogodependencia que supone la primera causa de muerte evitable».

Pese al esfuerzo de los profesionales en la lucha antitabáquica, Jiménez ha alertado del incremento de fumadores jóvenes, especialmente en las mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 25 años, y el descenso de la edad de inicio del tabaquismo, que se sitúa en 13,5 años. «El último estudio revela que el 16 por ciento de la mortalidad en España se debe a patologías relacionadas con el tabaco: cada año fallecen 56.000 españoles por su culpa», es decir, la sexta parte de las muertes totales.