Disminuir el número de fumadores, con iniciativas para prevenir la incorporación de nuevos adictos al tabaco, retrasar la edad de inicio y facilitar el abandono del tabaco, es uno de los objetivos fundamentales de este Plan, que dependerá del Ministerio de Sanidad y contará con una Comisión Intersectorial de Dirección y un Comité Ejecutivo, según pudo saber ABC. El desafío que se plantea el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo es lograr en los próximos cuatro años que el número de fumadores mayores de 16 años se reduzca un 6 por ciento, de tal forma que, en 2007, los fumadores representen menos de un tercio de la población en España. El borrador elaborado por el equipo de Celia Villalobos y por técnicos en salud pública de las Comunidades Autónomas establece actuaciones concretas, tanto legislativas, informativas, educativas, de investigación, asistenciales y de coordinación. Entre las legislativas, dirigidas a reducir el número de jóvenes que caen en el tabaquismo, destacan:

Prohibir el consumo de tabaco en lugares de trabajo, docentes, públicos, sanitarios y de ocio, que serán considerados espacios libres de humo de cigarrillos.

Prohibición de la publicidad directa e indirecta y del patrocinio de los productos del tabaco.

La venta a menores de 18 años estará prohibida ampliando el actual marco legislativo, ahora en 16.

Las máquinas expendedoras tenderán a desaparecer. Se promoverá su supresión para que la única forma de compra de cigarrillos sea la personalizada.

La venta de cigarrillos sueltos se prohibirá. Sólo podrán comercializarse los paquetes con más de 20.

Exclusión del tabaco del IPC y progresivo aumento de la fiscalidad para subir el precio.

Entre las actuaciones encaminadas también a prevenir la incorporación de nuevos fumadores y retrasar la edad de inicio al consumo figura facilitar formación a los docentes y profesionales sanitarios de atención primaria sobre prevención del tabaquismo y la introducción de formación específica sobre tabaco y salud en las Facultades de Medicina y Enfermería. También se promoverá, en coordinación con las Comunidades Autónomas, la acreditación como «espacios sin humo» de aquellos locales donde se realicen actividades de ocio para jóvenes y adolescentes.

El borrador del Plan de Prevención y Control del Tabaquismo también recoge actuaciones para facilitar el abandono del tabaco. Entre las de tipo asistencial y de coordinación sobresalen las siguientes:

La dependencia al tabaco como enfermedad crónica deberá ser reconocida desde el punto de vista sanitario. Por este motivo impulsarán los programas de ayuda en atención primaria para abandonar el hábito.

El tratamiento de la dependencia será incluido en las prestaciones sanitarias del sistema nacional de salud.

El consejo firme, con material de autoayuda y con seguimiento, se realizará a todos los fumadores cuando acudan a un centro de salud.

Se propondrá la inclusión de medicamentos y otros métodos para dejar de fumar en los productos financiados por el sistema sanitario cuando esté demostrada su eficacia.

Política gradual de espacios sin humo, estableciendo en primer lugar salas de fumadores en todos los centros donde sea posible.

Sistema de acreditación de las Unidades de tratamiento de la dependencia tabáquica.

En el borrador elaborado por Sanidad se incluyen asimismo medidas para evitar el tabaquismo pasivo. Las más destacables son:

Inclusión del humo ambiental del tabaco en el listado de sustancias nocivas ambientales.

Favorecer la creación de unas medidas comunitarias para clasificar el humo del tabaco como agente carcinógeno en el lugar de trabajo.

Promover cambios legislativos para que en los hoteles y en los restaurantes se limite el número de plazas de fumadores y se establezcan zonas diferencias.

Según el borrador del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, todas estas medidas serán llevadas a cabo en coordinación con las Comunidades Autónomas, promoviendo una armonización en todo el país de la normativa existente sobre el tabaco. Actualmente se calcula que el consumo de cigarillos es responsable directo en España del 14 por ciento de la mortalidad total. Y según los datos de prevalencia, más del 33 por ciento de los españoles fuman habitualmente. Los costes sanitarios causados por el tratamiento de seis enfermedades atribuibles al tabaco se estima entre 437.000 y 604.000 millones de pesetas al año.